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"Cárcel de amor", los barrotes sociales y mentales de Sergi Puyol

EFE

La vida en sociedad puede imponer numerosas trabas a la libre actuación de los seres humanos, pero hay otros muros más altos, mentales en este caso, que terminan amargando la existencia de las personas. Sobre ambos condicionantes reflexiona el dibujante Sergi Puyol en su nuevo cómic, "Cárcel de amor".

"Me interesaba mostrar cómo cada persona puede llegar a crearse un estilo de vida en el que todo pierde interés salvo el trabajo o cualquier pequeña afición. Un mundo no necesariamente malo, pero a la vez poco envidiable", explica Puyol (Barcelona, 1980) en una entrevista con Efe.

"Creo que esto refleja un poco el entorno general de una gran parte de gente, aunque no lo considero infelicidad. También creo que, en general, el ser humano tiende a soportar cada vez menos a los demás en busca de algo a medio camino entre la felicidad y la comodidad", añade el autor de "Cárcel de amor" (Apa-Apa).

La historia nos sitúa en una ciudad cualquiera de un país indeterminado, una urbe rutinaria donde pasa sus días Pierre Larrard, a quien la diosa Fortuna no ha tenido nunca en sus oraciones. "Es un hombre inseguro", afirma Puyol.

"Representa la esencia de cuando uno tiene un mal día, pero llevado al extremo. Vive en un lunes continuo y no sabe qué hacer en la vida. Le han pasado muchas cosas desde pequeño: el abandono de su padre, descubrir que no soporta nada ni a nadie, dejar el hockey... Eso le lleva a formar un carácter egocéntrico", detalla.

Atrapado en un trabajo que detesta y sin más amigos que él mismo, Pierre tiene la oportunidad de cambiar su situación tras conocer a Margot, una mujer amable que siente verdadero afecto por el protagonista. Desgraciadamente las cosas nunca son tan sencillas y el libro, a pesar de su título, no cuenta la historia de un romance.

"A veces no te planteas cambiar nada, otras sí, pero al final te llevas el 'pack' a todas partes. Quién eres, lo que hayas hecho o sido, te acompaña, forma parte de ti. Los personajes de 'Cárcel de amor' viven en su micromundo, y Pierre vive en una especie de bucle de negatividad del que parece no ser capaz de salir; es como es y no lo puede evitar", analiza Puyol.

El dibujante emplea diálogos concisos y directos, escasos se podría decir, y deja mucho espacio a los silencios, que se convierten en fuerza vertebradora de la trama. "Me gusta dejar la historia y algunas escenas un poco abiertas a interpretación. En el cómic pasan cosas concretas, pero también otras que pueden tener distintos significados", plantea Puyol.

"Otras veces quiero dar giros imprevistos para mostrar la personalidad de los protagonistas. Los silencios, al menos en mis cómics, son muy necesarios. Los juegos de miradas, los movimientos de los personajes o incluso los paisajes ayudan a dar intención a lo que está pasando en ese momento", asegura.

Tras llevar a cabo su primera obra larga, el dibujante trabaja ahora en dos nuevos proyectos: "Estoy preparando un libro que se llamará 'Madre e hija' y también algunas historias cortas que me gustaría editar juntas en un futuro. Pero ya tengo ganas de empezar una nueva historia larga en la que pueda aplicar desde el principio todo lo que he aprendido con 'Cárcel de Amor'", advierte.

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