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La Casa Blanca evalúa opciones para salvar a las automotrices

Reuters

Por Matt Spetalnick

La Casa Blanca dijo el viernes que está dispuesta a conceder ayudas de emergencia a la atribulada industria automovilística estadounidense, manteniendo abiertas las perspectivas de un rescate al día siguiente de que el Congreso no alcanzara un acuerdo sobre este asunto.

Advirtiendo de las graves consecuencias que tendría en un país ya alcanzado por la recesión el hundimiento de algunos de los grandes fabricantes de automóviles, la Casa Blanca modificó su posición inicial y se mostró dispuesta a sacar algo del fondo de 700.000 millones de dólares creado recientemente para financiar a bancos y entidades hipotecarias en problemas.

"La debilitada situación actual de la economía es tal que no podría aguantar un golpe tan duro como una bancarrota desordenada en la industria automovilística", dijo a los periodistas la portavoz de la Casa Blanca Dana Perino.

que deja el poder en enero - utilice esos fondos, después de que el jueves fracasara en el Senado el plan para salvar a las Tres Grandes de Detroit: General Motors, Ford y Chrysler.

El presidente electo Barack Obama dijo estar decepcionado por el fracaso en el Congreso pero se mostró esperanzado en que el Gobierno "encontrará un camino" para ayudar al sector.

"Mi esperanza es que la administración y el Congreso aún encuentren un camino para darle a la industria la ayuda temporaria que necesita, al tiempo que una reestructuración de largo plazo del sector es absolutamente necesaria", dijo en un comunicado.

El fracaso del plan de rescate de 14.000 millones de dólares conmocionó los mercados en todo el mundo, aunque las insinuaciones de un rescate de la Casa Blanca ayudaron a cambiar el ánimo en Wall Street.

Los analistas creen que sin una ayuda urgente, Chrysler y General Motors podrían caer en bancarrota.

GM, Ford y Chrysler emplean a casi 250.000 personas en forma directa, y unos 100.000 empleos más en componentes estarían supeditados a su supervivencia.

Los fabricantes de automóviles dicen que uno de cada 10 empleos en Estados Unidos está vinculado con su industria. Pero estas empresas son muy criticadas por luchar contra las medidas de eficiencia energética y por modelos con un diseño poco atractivo que les hace perder consumidores.

UAW, el mayor sindicato automotor del país, culpó a los senadores republicanos de haber saboteado el plan de rescate, que ya había sido aprobado en la Cámara Baja pero naufragó en la alta, achacándoles querer una reducción de los sueldos de los trabajadores.

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