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El cementerio de los ateos ilustres

SOL CARRERAS/EFE

Pablo Iglesias, 'La Pasionaria' y Pío Baroja son algunos de los ateos ilustres enterrados en el antiguo Cementerio Civil de Madrid, inaugurado en 1884 para dar sepultura al cuerpo de una joven suicida de 20 años y en el que en la actualidad los símbolos comunistas se alternan con las cruces, más recientes.

Hace más de diez años visitó por primera vez el antiguo Cementerio Civil de Madrid 'por curiosidad' y desde entonces acude al menos una vez al mes al panteón del presidente de la I República Francisco Pi y Margall para limpiarlo y decorarlo con flores porque, según cuenta, le dio 'pena' el estado en el que se lo encontró. 'Era un gran personaje... seguro que me conoce', bromea esta anciana que, con motivo de la celebración de Todos los Santos, no ha querido fallar en su visita a este camposanto, que hoy forma parte del cementerio de la Almudena, a pesar de estar separado físicamente del mismo por una carretera y una tapia.

Nada más entrar, a la izquierda, un puñado de flores y un par de retratos adornan la tumba de Dolores Ibárruri, 'La Pasionaria', fallecida en 1989, que llegó a ser presidenta del Partido Comunista Español (PCE).

A su lado, los restos del fundador del PSOE, Pablo Iglesias, reposan en un mausoleo de estilo modernista que mandaron construir miembros del Partido Socialista y del sindicato UGT años después del fallecimiento del político, en 1930.

Son dos de los personajes ilustres enterrados en esta peculiar necrópolis de 6 hectáreas, en el que hay alrededor de 30.000 fallecidos, entre los cuales se encuentran intelectuales conocidos como Nicolás Salmerón, presidente de la I República, que descansa en un panteón junto a buena parte de sus familiares.

El escritor Pío Baroja, en cambio, fue enterrado con tierra de Madrid y de su País Vasco natal en una tumba muy discreta que pasa prácticamente desapercibida en este cementerio, al igual que ocurre con las del urbanista Arturo Soria o las de Francisco Giner de los Ríos y Gumersindo de Azcárate, dos de los fundadores de la Institución Libre de Enseñanza.

Pero si hay una lápida difícil de reconocer es la de Maravillas Leal, la joven cuyo suicidio en 1884 motivó la construcción del Cementerio Civil de Madrid, ante la negativa de la Iglesia para enterrarla en el recién inaugurado Cementerio de la Almudena, que con el tiempo se ha convertido en el más grande de Madrid.

'Cuando llega la democracia desaparece ese carácter de civil y asilado que tuvo hasta la dictadura de Franco', cuenta a Efe el periodista Jesús Pozo, director de la revista Adiós y responsable de comunicación del grupo Funespaña, que gestiona los 13 municipales de Madrid junto con el Ayuntamiento.

De hecho, en la actualidad las lápidas con símbolos comunistas como la hoz y el martillo y otras con la característica rosa insertada en un puño de los socialistas se alternan con tumbas posteriores de carácter religioso presididas por una cruz, estampa habitual de la mayoría de los cementerios.

Sin embargo, epitafios tan sorprendentes como 'Nada hay después de la muerte' siguen marcando el carácter de un camposanto en el que, además de los ateos, masones, intelectuales y suicidas se enterraron en los primeros años a personas de otras creencias religiosas, muchos de ellos extranjeros, como atestiguan las lápidas con apellidos Menzell, Neeskea, Hoelscher o Winkow.

La peculiaridad de la historia de este lugar unida a la concentración de personajes históricos que pueblan sus tumbas lleva a cientos de ciudadanos hasta las puertas del antiguo Cementerio Civil de Madrid, bien por cuenta propia o en una de las visitas guiadas organizadas para el conjunto de la necrópolis de la Almudena.

'Aprendes muchísimo', dice una mujer que ha acudido hasta este lugar acompañada por su hija, de 15 años, para enseñarle las lápidas de algunos de los personajes claves en la historia de España desde finales del siglo XIX.

El fundador de Comisiones Obreras, Marcelino Camacho, fallecido en 2010, reposa en una de las tumbas más recientes de este camposanto, que también contiene un memorial dedicado a los 'represaliados del franquismo' flanqueado por sendas pinturas de la bandera republicana.

Algunos de los floristas que trabajan en los alrededores de la Almudena desconocen este espacio, aunque en la floristería ubicada justo enfrente del antiguo Cementerio Civil de Madrid cuentan que todas las semanas reciben encargos de las fundaciones de Julián Besteiro y Francisco Largo Caballero para adornar con claveles rojos las lápidas de los históricos dirigentes del PSOE y UGT.

Los grupos de la oposición del Ayuntamiento han reiterado en diversas ocasiones el 'abandono' que sufre este lugar de enterramiento, vecino del cementerio hebreo, al que se accede por una puerta verde y que, a pesar de todo, sigue siendo un lugar de peregrinaje para amantes de la historia y del turismo de las necrópolis, cada vez más en auge.

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