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Un centenar de documentos del siglo XIII ofrecen una "crónica de sociedad" de Jaume I

EFE

Un centenar de documentos del siglo XIII ofrecen desde hoy en la antigua sede del Archivo de la Corona de Aragón una "crónica de sociedad" de la vida de Jaume I y de su longevo reinado.

La exposición, que conmemora el 800 aniversario del rey catalanoaragonés, reúne bulas papales, testamentos, actas oficiales, cartas y contratos de arras, que pretenden combatir la idea de un rey esencialmente belicoso, como recoge su apodo 'el Conquistador'.

El itinerario expositivo comienza con el mismo hecho de la "procreación" y las desavenencias de sus padres, el rey Pedro el Católico y la reina María de Montpellier, ilustradas por los primeros autos judiciales con relación a la petición de anulación del vínculo por parte del rey, alegando la validez del anterior matrimonio de María con el conde de Comminges.

Una bula del Papa Inocencio III comunica a la reina que ha declarado válido su enlace con el rey en 1213, pero esta decisión resultará inútil pues ese mismo año mueren los litigantes, el rey en la batalla de Muret y la reina en Roma, sin haberse reconciliado.

Otros documentos ilustran el apoyo de barones, caballeros y ciudades de Aragón y Cataluña al todavía niño Jaume I (1215), el acta de constitución del Consejo de Jaume I (1216), así como un escrito de la priora del monasterio de Sijena que reconoce a Jaume I que tiene a su disposición las insignias reales: la corona, la mitra, el cetro y el pomo de oro.

A continuación, los manuscritos de la época demuestran que los matrimonios se concertaban siguiendo los intereses del momento, y que también se disolvían con notable frivolidad.

Una carta de arras de 1221 recuerda el enlace, por indicación de sus consejeros, con la infanta Leonor, hija de Alfonso VIII de Castilla, en la que hace donación de varios castillos y villas; y otro documento de 1235, que recoge la dote del rey Andrés II de Hungría de 12.000 marcos de plata, evoca el segundo matrimonio de Jaume I con Yoles.

La fama de mujeriego del monarca queda abonada por los quince hijos que reconoció legítimos, uno de su primer matrimonio, diez del segundo y, al menos, cuatro extramatrimoniales.

Un documento da constancia de los problemas con su primogénito Alfonso, al que tuvo que legitimar, pero que se rebeló abiertamente contra su padre cuando intentó recortarle lo que creía que tenía que heredar, unas diferencias que fueron tan duras que incluso tuvieron que incluir el compromiso de "no procurarse daño".

Otro hijo, el bastardo Fernando Sánchez, secundado por parte de la nobleza aragonesa, también se rebeló contra el rey y acabó sus días ahogado en el río Cinca por orden de su hermano el infante Pedro.

El rey Jaume I no entabló nunca por propia voluntad una guerra contra otro soberano cristiano y prueba de ello son sus múltiples tratados de alianza y ayuda mutua firmados con los reyes vecinos o más lejanos y la frecuencia de sus viajes al extranjero: a Castilla (1244, 1256, 1260, 1268, 1269 y 1274), a Navarra (1231, 1254 y 1255), a Provenza (1241 y 1259) y a Francia (1262 y 1274).

Con el rey Sancho VII de Navarra estableció un singular pacto de mutuo prohijamiento y herencia que, al parecer, se firmó sólo de cara a la galería.

Sobre la arbitrariedad del monarca en su gobierno, dos pergaminos arrojan luz de las contradicciones a que el poder obligaba a menudo: en 1258 Jaume I, recoge un documento, crea la nueva moneda barcelonesa de terno y jura que la mantendrá a perpetuidad y que no pedirá al Papa que le dispense de este juramento, y un acta de 1269 testimonia la protesta de los prohombres barceloneses por la fabricación de moneda de plata, en contra del juramento anterior.

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