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La CEOE se asombra de la reacción "más violenta de lo normal" de Zapatero

La patronal defiende que  'jamás' ha planteado el despido libre

N. FELIP

La patronal empresarial CEOE ha negado desde el primer momento haber sido la principal culpable de la ruptura de las negociaciones del Diálogo Social por haber elevado demasiado sus exigencias. Ahora, además, no quiere aceptar que las conversaciones se han acabado y apela al “talante” del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, para volver a sentarse a la mesa negociadora. En uno de los múltiples virajes que ha realizado en los últimos meses, la patronal rectificó y pidió que se retome el diálogo.

Gonzalo Pascual, uno de sus vicepresidentes, aseguró en Palma que la razón por la cual el Gobierno ha rechazado una nueva reunión con la patronal proviene de “un equívoco o de una mala interpretación”. La CEOE –añadió– “jamás ha pedido el despido libre” y su único objetivo ha sido que se puedan sentar las bases para “disminuir las cifras del paro y salir de la crisis económica”.

Aun así, matizó que el pacto debe ser de concertación social y no sindical, que es lo que “parece que puede quedar” de todo este proceso, lo que en su opinión no sería bueno. En esta nueva actitud conciliadora, confió en el “talante” de Zapatero para reconducir la situación, como hombre negociador que es. Pascual se quiso mostrar conciliador disculpando a Zapatero por las críticas que lanzó el viernes a Gerardo Díaz Ferrán, el presidente de CEOE. A su juicio, “todos podemos tener una reacción más violenta de lo normal”.

Arturo Fernández, otro de los vicepresidentes de CEOE, también abogó por continuar con las negociaciones, aunque insistiendo, de nuevo, en que el Gobierno ha sido el que ha dinamitado el acuerdo. “En las manos del Ejecutivo está; es el que ha roto el diálogo y estaremos a la espera de qué quiere hacer. Si vuelve a llamarnos a la negociación, estaremos encantados de volver a sentarnos en esa mesa”, dijo, según informa Europa Press. Esa posibilidad no parece, por el momento, muy factible. Después de que las negociaciones quedaran en punto muerto hace meses, el Gobierno ya hizo un esfuerzo por retomarlas y ahora no está por la labor de hacerlo de nuevo, a juzgar por las palabras del viernes de Zapatero y del ministro de Trabajo, Celestino Corbacho. Su intención ahora pasa por legislar sin necesidad de consensuarlo con nadie, aunque siempre en sintonía con las peticiones de los sindicatos, que han sido en estas negociaciones los que más han apoyado al Ejecutivo.

El ministro de Industria, Comercio y Turismo, Miguel Sebastián, fue ayer la voz del Gobierno al asegurar que la ruptura no fue culpa suya sino de la patronal. Aseveró que el Ejecutivo buscaba un acuerdo a toda costa, pero no podía alcanzarlo renunciando a su función de “velar por la protección de los trabajadores y por la buena salud de las cuentas de la Seguridad Social”.

El Gobierno tuvo que oír también ayer las críticas del PP, esta vez en boca del vicesecretario de Comunicación, Esteban González Pons, quien reprendió a Zapatero por enfrentarse no sólo a los grandes empresarios, sino también a los medianos y pequeños. Lo acusó, además, de ser un “sindicalista irredento” que se ha presentado ante la sociedad como un “auténtico enemigo de los empresarios”. Exigió también que se reanude de forma inmediata el Diálogo Social porque, a su juicio, un acuerdo es “exigible, urgente, ineludible e irreemplazable”.

El coordinador federal de IU, Cayo Lara, dio todo su apoyo al Gobierno y le felicitó por no haber cedido al “chantaje” de la patronal, que ha intentado –dijo– “tensar excesivamente la cuerda aprovechando la crisis” y está más cerca de los intereses políticos del Partido Popular que de las pequeñas y medianas empresas.

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