China ha aumentado la presión para que sus tesoros imperiales sean repatriados, condenando la venta de sus reliquias en subastas internacionales y exigiendo que sean devueltas al país.

China se encuentra particularmente interesada en la devolución de una serie de bustos de animales en bronce que fueron saqueados en 1860 por soldados británicos y franceses cuando quemaron el palacio de verano en Pekín del emperador de la dinastía Qing.

Los esfuerzos chinos para recuperar los bustos han alarmado a museos y casas de subastas de Occidente, que también se encuentran envueltos en disputas con Grecia y otros países por la devolución de sus históricos tesoros culturales.

La subasta en marzo de dos bustos propiedad del modisto Yves Saint Laurent se bloqueó cuando el postor chino que había ganado la subasta se negó a pagar por razones patrióticas.

"Estas reliquias culturales deberían devolverse a China", dijo Liu Zhenmin, un representante de China para Naciones Unidas en Ginebra, durante una reunión sobre la devolución de objetos culturales a sus países de origen.

"Creemos que este tipo de subastas van en contra del espíritu subyacente de tratados internacionales y resoluciones de la ONU, y que son graves violaciones de los derechos e intereses culturales de China", agregó.

El arte chino, sea antiguo o contemporáneo, ha alcanzado precios récord en subastas internacionales en los últimos años, muchas veces desafiando la crisis económica mundial.

Sin embargo, Liu dijo que la asignación o comercialización ilegal de la propiedad cultural es un "sacrilegio" para la historia y la civilización, según fue citado por la agencia de noticias oficial Xinhua.

"La protección de la herencia cultural y la promoción de la restitución de la propiedad cultural a sus países originales son derechos inalienables y fundamentales para el pueblo de los países de origen, además de responsabilidades culturales que incumben a todos los gobiernos", apuntó.

Mientras tanto, las autoridades artísticas de China planean catalogar las piezas chinas que actualmente se encuentran en instituciones extranjeras, según informó la prensa del país a principios de este año.

Muchos templos históricos, tesoros y arte de China se perdieron durante guerras y por la destrucción de la Revolución Cultural, época en que muchos eruditos chinos fueron encarcelados, golpeados o asesinados.