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El cineasta Jules Dassin descansa junto a Melina Mercuri a los pies de la Acrópolis

EFE

El cineasta estadounidense Jules Dassin fue enterrado hoy en el Primer Cementerio de Atenas con honores de ciudadano griego, y descansa junto a la que fue su esposa, Melina Mercuri, actriz y ministra de Cultura, a la sombra de la Acrópolis.

Dassin estaba considerado en Grecia como "un verdadero griego" como un mérito a su vida dedicada a la democracia y al regreso de los frisos del templo del Partenón de la Acrópolis de Atenas.

Recibió la Orden del Phoenix por su labor en la difusión de la cultura helénica de parte del presidente heleno, Carolos Papulias, el año pasado.

El primer ministro griego, Costas Caramanlis, declaró a raíz de su muerte que "Grecia lamenta la pérdida de un ser humano excepcional, un importante creador y un verdadero amigo", tras añadir que "su pasión, su energía, su espíritu luchador y su nobleza no serán olvidadas jamás".

Dassin de 96 años, nacido en Connecticut (EEUU), falleció el 31 de marzo en un hospital ateniense afectado de una aguda gripe y la misa de reposo se celebró hoy en la sección judía del Tercer Cementerio de Atenas por ser hijo de un barbero ruso-judío en EEUU.

Más tarde Dassin fue sepultado al lado de la mujer que tanto amó y luego contrajo nupcias, Melina Mercuri, que murió de cáncer hace 14 años en un hospital estadounidense.

Dassin había dicho a sus amigos que "Melina no había querido morir en Estados Unidos y yo quiero morirme en Grecia".

Conoció a "Melina" durante su destierro en París, tras ser perseguido por el comité del senador estadounidense Joseph McCarthy, que le incluyó en la lista negra de Hollywood en 1952 contra los artistas acusados de ser comunistas.

Dassin fue considerado como "mago del cine negro" y entre sus obras se destaca la premiada por un Óscar "Nunca en Domingo" (1960) así como una lista extensa, con "Rififi" (1955), "Topkapi" (1964) y "Fedra" (1962).

En 1957 dirigió por primera vez a Melina Mercuri en "El que debe morir", una adaptación de la novela de Nikos Kazantzakis, "Cristo de nuevo crucificado".

Realizaron muchas obras juntos y les unió también la lucha en el exilio de Mercuri contra la Junta Militar de los Coroneles griegos (1967-1974), al igual que la campaña para que el Museo Británico de Londres devolviera los frisos del templo del Partenón de la Acrópolis de Atenas.

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