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Clive Owen es el nuevo Cary Grant de Hollywood

El actor estrena mañana el thriller romántico Duplicity, junto a Julia Roberts

JESÚS CENTENO

Antes de comenzar el rodaje de Duplicity, Clive Owen vio varias películas de Cary Grant para inspirarse. En realidad, no le hacía demasiada falta: Owen, rostro popular gracias a títulos como Hijos de los hombres o Sin City, ha ascendido en Hollywood a base de explotar su lado más seductor. Owen protagoniza, junto a Julia Roberts, Duplicity, que se estrena mañana en España. En el filme, dirigido por Tony Gilroy, Owen y Roberts se ven envueltos en una trama de espionaje industrial.

En efecto, el mundo del espionaje ha cambiado mucho: los espías ya no trabajan para la CIA o el MI6, sino que participan en la guerra fría empresarial librada por dos multinacionales farmacéuticas. Y, claro, Owen y Roberts, que trabajan para las empresas en guerra, acaban enamorándose en este thriller cómico-romántico; eso sí, ambos juegan con las cartas marcadas. 'Es una guerra de sexos en la que ambos compiten por saber quién es más astuto. En el fondo, son dos mentirosos profesionales que no confían el uno en el otro, aunque están profundamente enamorados', explica Owen a Público durante su paso por Madrid para promocionar una película que vive de los giros de guión y de la química entre sus carismáticos protagonistas. 'Ha habido mucha complicidad entre nosotros. Ya habíamos coincidido en Closer y eso facilita el trabajo', apunta.

Duplicity es la segunda película de Tony Gilroy, tras Michael Clayton, en la que ya indagó en el lado oscuro de las grandes corporaciones empresariales. En efecto, en Duplicity, el director ahonda en la mezquindad capitalista. 'Todo lo que sucede en la cinta está basado en la realidad. Muchos espías se han pasado a la empresa privada. ¿Por qué? Si fabricas un producto y te gastas 60 millones de dólares en su desarrollo, a tu competidor no les cuesta nada gastarse tres millones en intentar robarte la idea', explica Gilroy, autor también de un guión que llegó a pasar por las manos de Steven Soderbergh y Steven Spielberg.

'Dirigí mi primera película a los 50 años y ahora prefiero tener el control. Es frustrante ver que un realizador no plasma lo que has escrito. Un director debe escuchar al guionista. Desde que dirijo mis propios guiones escribo mejor. Además, con un guión sólido y un buen casting tienes el 95% de la película',concluye.

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