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Combates con un centenar de muertos en una zona tribal paquistaní

EFE

Un centenar de personas han muerto en cinco días de combates entre las fuerzas de seguridad de Pakistán e insurgentes en el cinturón tribal, donde el Gobierno ha suspendido las negociaciones en marcha hasta aclarar el panorama político tras la probable destitución de Pervez Musharraf.

Los choques armados continuaron hoy en las áreas de Khar y Torghandi de la demarcación tribal de Bajaur, fronteriza con Afganistán, donde según dijo a Efe el portavoz del Ejército, Athar Abbas, los guardafronteras ha causado un "gran número de bajas" entre los talibanes locales.

Una fuente del canal "Geo TV" cifró las víctimas mortales de hoy en 48, 13 de ellos civiles cuya vivienda sufrió fuego de mortero.

De acuerdo con Geo, el Ejército ha desplegado aviones y helicópteros de combate en la zona para atacar los escondites de los talibanes.

"La zona sigue caliente, está habiendo enfrentamientos y los paramilitares han causado un importante número de bajas, pero aún desconocemos la magnitud", dijo Abbas.

La última cifra oficial, proporcionada ayer, era de 100 talibanes y 13 soldados muertos en los enfrentamientos que comenzaron el día 7 en Bajaur.

"La situación en Bajaur estaba muy mal, la acción se volvió necesaria", manifestó Abbas.

Los enfrentamientos en Bajaur se suman a los que, semanas atrás, se registraron en el valle adyacente de Swat (en la Provincia de la Frontera del Noroeste, NWFP) y, antes, en la demarcación tribal de Khyber.

Aunque el Gobierno no lo reconoce es obvio que su política de negociar acuerdos de paz con los integristas que manifestaran intención de deponer las armas ha sido un fracaso y que está optando de nuevo por la opción militar.

"Se han abandonado las conversaciones. Ahora mismo no hay diálogo abierto con los grupos insurgentes. La voluntad sigue estando ahí, pero el compromiso de los militantes no es serio", explicó a Efe una fuente del Gobierno de la NWFP.

El secretario general del Partido Nacionalista Awami que gobierna en la NWFP, Hasham Babar, subrayó que "el Ejecutivo ha perdido el entusiasmo porque no hay gestos de que los militantes (islámicos) quieran abandonar la vía de la violencia".

El Ejecutivo federal formado tras los comicios de febrero, que lidera el Partido Popular de la difunta Benazir Bhutto, abogó por la negociación con los distintos grupos tribales que habían arrasado Pakistán con una ola de atentados en el último año de mandato de Musharraf.

Así, tras dos meses en el poder, el Gobierno firmó acuerdos de paz en Swat y alguna demarcación tribal, pese a la oposición manifiesta de EEUU.

"Con la excusa de que son otras personas, autónomos que operan por su cuenta, los talibanes incumplen el trato", observó Babar.

Los distintos grupos integristas paquistaníes se agruparon en 2007 en el movimiento Tehrik-i-Taliban Pakistan (TTP), de quien hicieron líder al integrista Baitulá Mehsud.

En Swat, donde se firmó un acuerdo de paz en mayo, 106 talibanes y 14 soldados han muerto en combates desde fines de julio.

"La operación durará lo que haga falta. Swat era un caos y existía la necesidad de tomar represalias", dijo Babar, quien mantuvo que "el acuerdo sigue en vigor".

La fuente observó que el proceso de destitución anunciado la semana pasada contra el presidente Musharraf -que hoy dio su primer paso con una resolución de la Asamblea provincial de Punjab reclamándole que se someta a un voto de confianza- ha dejado la violencia en las zonas tribales en segundo plano.

"El Ejecutivo ha desviado la atención al plano político y hasta que no concluya el proceso de destitución a Musharraf no se retomará el asunto", expuso.

Y añadió: "el control (del Gobierno) sobre las Fuerzas Armadas aún es algo débil, tenemos que sacar de las agencias de inteligencia a ciertos elementos que torpedean las negociaciones y dan aire a los talibanes".

Una fuente de inteligencia consultada por Efe destacó también que "las negociaciones han fracasado" y que "pronto habrá muchas más operaciones militares" contra la insurgencia.

"De eso es consciente el Gobierno y las presiones desde EEUU para que se abandone esta vía ya son muy grandes", añadió.

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