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La Comisión Electoral continúa con el lento escrutinio del voto afgano

EFE

Unos 300 trabajadores de la Comisión Electoral afgana continúan hoy con el recuento de los votos del pasado día 20, un lento proceso salpicado por cientos de denuncias de prácticas fraudulentas que será completado a mediados de septiembre.

A la Comisión se llega por la carretera de Jalalabad, una de las arterias capitalinas más golpeadas por los insurgentes -cerca se desperdigan varios cuarteles militares- y tras pasar varios controles, primero de vehículos y luego a pie.

"Acérquese despacio, está permitido disparar. Velocidad máxima, 10 kilómetros por hora", dicen varios letreros a cualquiera que vaya acercándose a los bloques de cemento que protegen el primer puesto de seguridad.

Ya dentro del complejo, un gran cobertizo de techo curvado con un rótulo pintado a mano en la puerta ("Tally Center"), decenas de trabajadores van insertando uno a uno los resultados con los votos que llegan a la central de Kabul.

"Recibimos las cajas con los resultados desde los centros de voto. Si todo es correcto, abrimos los sobres e insertamos los datos por duplicado, para evitar que haya errores de cómputo", explica a Efe un coordinador del organismo, Abdul Waheed.

Estos días, los trabajadores -con un salario mensual de unos 400 dólares- se relevan en dos turnos para computar los resultados de las elecciones presidenciales en las que el pastún Hamid Karzai busca un nuevo mandato con el tayiko Abdulá Abdulá como principal contendiente.

"Tras comparar los datos, tenemos un control de calidad encargado de vigilar que todos los lotes de resultados llegan sin errores, y luego estos quedan archivados", continúa Waheed con su esfuerzo por demostrar la limpieza del escrutinio.

Hasta ahora, la Comisión de Quejas, independiente del organismo electoral, ha recibido más de 800 denuncias referidas a los comicios, y de ellas más de 50 tienen una consideración prioritaria, ya que podrían alterar significativamente los resultados.

Diferentes candidatos a los comicios han acusado en los últimos días de prácticas fraudulentas tanto a Karzai como a Abdulá, quien a su vez ha calificado el recuento de "farsa".

Los trabajadores usan unos alicates para cortar el hilo de metal del precinto de las cajas que van llegando y sacan unos sobres blancos de plástico que recogen los resultados en cada colegio electoral y que luego pasan a los ordenadores del centro.

"Como ve, aquí es muy difícil jugar al engaño. Por lo que nosotros vemos, todo está bien. Hay interventores y la situación está bajo control. Esto no es un sudoku, los datos son como son", dice a Efe un observador de la misión europea, Harald Haendel.

En ese momento llega al centro una caja desde Kunar, en el este del país, que en su apertura revela la presencia de decenas de sobres marrones, es decir, nuevas denuncias sobre irregularidades para ser enviadas a la Comisión de Quejas.

Los interventores de los diferentes candidatos y los observadores acuden enseguida para supervisar la caja recién llegada, y entre murmullos en dari y pastún comienzan a tomar notas acerca de los sobres y los datos que documentan las irregularidades.

"Hay seis sobres -explica a Efe un miembro de la Fundación afgana para unas Elecciones Libres y Justas (FEFA), pendiente del proceso- que no estaban registrados en la caja. O sea, que alguien habría podido meterlos más tarde con votos falsos".

Con el 17,2 por ciento de los colegios electorales ya escrutados, Karzai lidera por el momento el recuento con casi el 45 por ciento de los votos frente al 35 de Abdulá, datos proporcionados anoche -la Comisión promete actualizar sus datos diariamente- que abocarían a ambos a enfrentarse en una segunda vuelta en octubre.

En los últimos días se han conocido casos de voto múltiple, intimidación a los votantes o presiones para ir a votar, y hasta quejas por el sufragio ejercido por menores de edad, lo que ha puesto en entredicho la limpieza de los comicios.

"Las personas que tengan quejas deben acudir a la Comisión de Quejas, que resolverá caso por caso. Por nuestra parte no hay ningún problema y todo va bien", asegura a Efe a las puertas del centro de recuento el secretario de la Comisión Electoral, Daoud Alí Najafi.

Entonces llega una caja desde Bamiyán (centro) y más sobres blancos -limpios- se desperdigan por la mesa, pero en la sala los observadores asumen que este vigilado proceso de cómputo no será capaz de impedir el fraude por completo.

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