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Conchi y David protestan ante La Moncloa por su desahucio

ITXASO MARÍN

Conchi y David, un matrimonio alicantino que ha perdido su casa, han recorrido más de 400 kilómetros hasta llegar al Palacio de La Moncloa. El jueves por la mañana, cuando salieron de Elche, tenían claro que su destino para pedir justicia por el 'robo y la estafa' de su casa no era otro que las puertas de la Presidencia del Gobierno.

Él tiene 64 años y cáncer de próstata y está recibiendo tratamiento de quimioterapia por vía oral. Ella tiene 63, es diabética y debe pincharse insulina cada día, además de hipertensa.

Fueron desahuciados hace casi un año, después de que CitiFinancial España dejara de pasarles los recibos de la hipoteca, firmada inicialmente con Citibank. Según cuenta Conchi, cuando Citibank desapareció como entidad bancaria, nadie les notificó el cambio. 'Nos dimos cuenta al ver los recibos del banco de que el cobrador era 'Citifin'. Les llamé para saber quiénes eran y les pedí que volviésemos a firmar la hipoteca ante notario, porque nadie tiene derecho a dar nuestro datos sin consentimiento, pero no hicieron caso y ya no hubo más recibos', afirma a Público Conchi, quien asegura haber denunciado todo el proceso pero que su causa se archiva por falta de pruebas.

Así las cosas, decidió acudir al Banco de España. 'Me dijeron que la deuda no constaba, que ni era de Citibank ni de 'Citifin'. Entonces empecé a guardar el dinero por si un día tenía que hacer frente al pago', señala. Lo que el matrimonio no se imaginaba era que no tendrían opción de negociar.

Habían mantenido el desahucio en secreto por 'no preocupar' a la familia

Conchi, que no había contado nada a nadie 'por no preocuparles', sabía que algo tenía que hacer. Tenía claro que de nada serviría ir a las puertas de los juzgados a pedir justicia, incluso se había planteado hacer una huelga de hambre. Su objetivo era llegar más lejos, 'hacerse ver' en la capital y reclamar a Rajoy su casa y su dinero. 'Mandé un correo electrónico a Atención al Ciudadano para avisarles de que si no me lo solucionaban, venía a La Moncloa. Yo soy muy cabezona y aquí estoy', afirma Conchi.

Frente al Palacio presidencial seguían protestando este domingo —por la noche duermen en La Cava, un edificio en el barrio de La Latina, recuperado por la Obra Social La PAH—. La Policía y la Guardia Civil se acercaron a decirles que no podían estar en la puerta y empezaron a identificar a los allí presentes. 'Váyanse detrás del puente, van a hacer la misma fuerza que aquí', decía uno de los agentes. 'Nosotros no molestamos, pero si empieza a venir más gente, le aseguro que nos iremos para allá', replicaba Conchi.

Dicho y hecho. Hacia las 12 del mediodía empiezan a llegar plataformas de Afectados por la Hipoteca de distintos puntos de la Comunidad de Madrid y miembros de la Asamblea 15-M. Conchi cumple su promesa y todos se mueven hasta pasar el puente, a escasos metros de La Moncloa. Conchi no se separa de un carro de la compra, en el que lleva comida y ropa de abrigo para pasar el día, y le sirve de punto de apoyo al caminar.

Plataformas de Afectados por la Hipoteca estuvieron apoyando este domingo al matrimonio 

Acompañándoles desde el sábado están Mayte, de la PAH de Alicante, que se ha enterado del desahucio cuando ya habían llegado a Madrid, y su hijo mayor, conocedor de la situación desde hace apenas dos semanas. 'Salimos a las cinco de la mañana de ayer de Alicante, yo me enteré cuando ya estaban aquí al contactar conmigo su hijo, han mantenido todo en secreto. No me podía creer que no hubiesen dicho nada', cuenta Mayte, quien no puede evitar emocionarse cuando cuenta el caso del matrimonio.

Conchi y David, prejubilados, vivían en su piso de Alicante. El 9 de diciembre del pasado año Conchi se asustó al escuchar ruidos en la puerta de su domicilio. 'Estaba en casa y me di cuenta de que alguien intentaba entrar. Me dijeron que la casa no era mía, que nos teníamos que ir. Yo me negué y llamé a la Policía', relata Conchi. Finalmente, consiguieron una prórroga. El 15 de enero debían abandonar definitivamente el domicilio. Mientras tanto, Conchi guardaba silencio. 'No dije nada. No sé por qué pero me callé. Le dije a mi marido que nos habían intentado robar', sostiene.

'Cambiaron la cerradura. No pudimos coger nuestras cosas ni el dinero'

Pero llegó el día y Conchi no tuvo más remedio que mostrar la realidad a David. 'Habíamos pasado el día en el campo. Llegamos a casa por la noche y nos habían cambiado la cerradura. No pudimos coger nuestras cosas ni el dinero que teníamos guardado dentro', cuenta Conchi en medio de los gritos de la gente que ha acudido a apoyarles, entre los que se escuchan 'No toleramos ni un desahucio más' o 'Próximo desahuicio, La Moncloa'. 'Al día siguiente David acudió al juzgado a reclamar nuestras cosas y le remitieron a la inmobiliaria que se había quedado con la casa. Allí le dijeron que no quedaba nada, que nos habíamos dejado una sartén puesta y se había quemado todo', continúa relatando incrédula Conchi.

Decidieron volverse al campo, donde tienen una caravana en un terreno que les ha cedido un amigo en el que plantan 'tomates y patatas' y tienen varios animales, tal y como cuenta orgullosa Conchi. Allí han permanecido desde entonces y actualmente aseguran estar adaptando una 'cabaña' para poder vivir en ella, aunque con el temor de no saber hasta cuándo. 'La parcela está en venta, ¿dónde iremos cuando la hayan vendido?', se pregunta Conchi.

Ahora la PAH de Alicante junto con activistas de diferentes plataformas de Afectados por la Hipoteca les ayudarán. 'Los abogados ya están en marcha. La manera de echarlos no fue lógica. No ha ocurrido en ningún desahucio. Deberían haberles dejado coger sus cosas y su dinero', denuncia Mayte.

Aunque sabe que no será fácil y el camino será largo, Conchi no desiste en su protesta. 'Cuando recupere mi casa, nos vamos todos a la playa, tengo unas vistas preciosas', cuenta ilusionada. Entre tanto dejan atrás la residencia presidencial, y parten de nuevo rumbo a Elche. 'Tenemos que volver a Alicante. El martes David tiene que acudir al hospital a ponerse una inyección. Si esto no se soluciona, volveré a La Moncloa. Yo soy muy cabezona. No sé cuando, pero lo haré, aunque vendré sola, él tiene que descansar', asegura.

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