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Condena internacional al veto suizo a nuevos minarete

La prohibición podría ser revocada en los tribunales

D. BASTEIRO / AGENCIAS

La condena mundial a la prohibición de nuevos minaretes que los suizos votaron el domingo en referéndum no impedirá que la ley 'entre inmediatamente en vigor'. Lo confirmó la ministra suiza de Justicia, Eveline Widmer-Schlumpf, pero dejó en el aire la posibilidad de que el veto sea revocado en los tribunales si es declarado incompatible con las leyes internacionales: 'La prohibición contradice la Convención Europea de Derechos Humanos'.

La ministra suiza recibió en Bruselas la desaprobación de varios países europeos. España, que asumirá el mes que viene la presidencia de la UE, aseguró que la consulta no tendrá 'ninguna repercusión' en la Unión Europea. Celestino Corbacho, ministro de Trabajo español, añadió que es prioritario 'poner el acento en la integración' y, en su opinión, 'medidas de esta naturaleza lo que hacen es alejar el debate en dirección contraria'. En España hay 13 minaretes, el triple que en Suiza, pero ninguna ley prohibe que su número aumente en un futuro, igual que en los demás países de la UE.

El ministro francés de Exteriores, Bernard Kouchner, aseguró sentirse 'un poco escandalizado' por 'la expresión de intolerancia' que implica el resultado, mientras que el titular de Defensa, Hervé Morin, recordó que 'los musulmanes tienen el derecho a tener lugares de culto decentes'.

El Consejo de Europa, institución de la que Suiza sí es miembro, sugirió que la prohibición puede implicar la restricción de derechos como el de la 'libertad de expresión, la libertad de religión o la prohibición de la discriminación', en palabras de Thorbjørn Jagland, su secretario general.

'Será el Tribunal de Derechos Humanos [de Estrasburgo]' el que deberá decidir 'si la prohibición de construir nuevos minaretes es compatible' con la legislación europea, aseguró.

En Alemania, el resultado de la consulta suiza también suscitó rechazo entre la clase política, informa Guillem Sans Mora. Aún así, el democristiano Wolfgang Bosbach, del partido de la canciller Angela Merkel, advirtió que no hay que ignorar el miedo al Islam: 'Es una preocupación que hay que tomarse en serio'.

Sólo los partidos de ultraderecha celebraron la prohibición y pidieron que se extienda a otros países europeos 'para frenar la islamización', en palabras de la Liga Norte, socio de Gobierno de Silvio Berlusconi en Italia.

Las condenas más duras llegaron desde los países islámicos. El secretario general de la Organización de la Conferencia Islámica, Ekmeleddin Ihsanoglu, dijo que la prohibición 'es un ejemplo de la creciente islamofobia en Europa, incitada por políticos de ultraderecha xenófobos y contrarios a la inmigración'. La principal organización islámica de Indonesia, Nahdlatul Ulama, declaró que la 'medida es discriminatoria y no debería aplicarse en un país que cree que en el secularismo y la democracia'.

Incluso la Conferencia Episcopal suiza salió en defensa de la libertad de religión contra la que atenta la nueva ley. 'Es un obstáculo en el camino a la integración y al diálogo interreligioso en el respeto mutuo', dijo su portavoz, Walter Müller.

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