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El Congreso de Honduras rechaza restituir a Zelaya

Reuters

La mayoría del Congreso de Honduras rechazó el miércoles restituir al derrocado presidente Manuel Zelaya, tres días después de unas polémicas elecciones rechazadas por un amplio número de gobiernos latinoamericanos pero aprobadas por Estados Unidos.

De un total de 125 diputados presentes en una sesión de la Asamblea Legislativa, 111 votaron a favor de mantener un decreto del 28 de junio por el cual destituyeron al presidente horas después de que el Ejército le expulsaron del país y le llevara a Costa Rica.

La votación del Congreso unicameral es uno de los puntos de un acuerdo firmado en octubre entre el Gobierno de facto y Zelaya bajo el auspicio de Estados Unidos para tratar de acabar con la crisis política desatada por el golpe de Estado.

El opositor Partido Nacional, al que pertenece el ganador de los comicios, Porfirio Lobo, y parte de los diputados del Partido Liberal, del que son miembros Zelaya y el presidente de facto, Roberto Micheletti, rechazaron así el regreso del depuesto líder, refugiado en la embajada de Brasil en Tegucigalpa.

"Si restituimos a Zelaya sería peor para el país, la crisis probablemente continuaría y estaría en peligro nuevamente la democracia", dijo el diputado nacionalista Víctor Barnica al justificar su voto.

Zelaya sabía que no se iba a revertir la posición de los diputados, en su mayoría conservadores, que se volvieron en su contra debido a de que a mitad de su mandato viró a la izquierda y se alió con el presidente de Venezuela, Hugo Chávez.

"Con esa decisión de ratificar el golpe de Estado condenan a Honduras a seguir viviendo en la ilegalidad y por tanto siguen afectando a las grandes mayorías pobres que se ven limitados de apoyo nacional e internacional", dijo Zelaya a Radio Globo desde la sede diplomática donde se encuentra desde que volvió en secreto al país en septiembre.

SE COMPLICA RECONOCIMIENTO INTERNACIONAL

Zelaya fue destituido el mismo día en que planeaba realizar una consulta popular que abriera paso a la reelección presidencial, algo que había sido prohibido por un juez. Los congresistas, respaldados por la Corte Suprema de Justicia y la fiscalía, le acusaron de violar la Constitución.

El Congreso permaneció durante toda la sesión acordonado por policías antidisturbios, mientras centenares de partidarios de Zelaya gritaban consignas como "¡Si no hay restitución, habrá revolución!".

"La democracia aquí está en terapia intensiva", dijo el diputado de la izquierdista Unificación Democrática, César Ham, quien apoya a Zelaya.

El presidente depuesto ha dicho que ya no quiere ser restituido porque hacerlo ahora sería avalar el golpe de Estado. Sin embargo, el martes, uno de sus principales asesores, Carlos Reina, abandonó la embajada donde permanecía con él, con el fin de reorganizar las protestas por su vuelta al poder.

"Con mi voto yo quisiera retornar al orden constitucional, al estado de Derecho. Y no puede haber regreso al orden si no tenemos restitución del presidente Zelaya Rosales", dijo la diputada liberal Gladys del Cid, de los pocos legisladores que votó a favor de Zelaya.

No restituirle antes de que el 27 de enero Lobo asuma el poder podría complicar el reconocimiento internacional para el próximo presidente, quien ha dicho el asunto estaba en manos del Congreso y que no quería pronunciarse al respecto.

Estados Unidos, así como México y España, han dicho que las elecciones fueron limpias, pero que es necesario el restablecimiento del orden constitucional. Una mayoría de países latinoamericanos, con Brasil y Venezuela a la cabeza, han dicho que de ninguna manera reconocerán a Lobo porque sería avalar al Gobierno de facto.

Micheletti retomó el poder el miércoles tras haberse alejado por una semana para permitir que el país se concentrara en el controvertido proceso electoral del domingo.

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