En 2020, un tren podrá salir de Algeciras y cruzar la frontera francesa sin interrupciones. Esa, al menos, es la pretensión del Gobierno con la construcción del corredor ferroviario mediterráneo, una obra planteada en 1989 y cuyo proyecto técnico no vio la luz hasta ayer, en el marco de un acto solemne en Barcelona. Supondrá construir nuevos tramos de vías y, sobre todo, homogeneizarlos todos al ancho internacional, con el mismo tipo de electrificación y señalización.

La obra planteada, que deberá ser concretada en profundidad para ejecutarla, pretende impulsar el transporte de personas (llevarlo de 2,9 millones a 7,9 millones de pasajeros en la costa mediterránea) y contempla un anexo anunciado ayer por el titular de Fomento, José Blanco. Su ministerio ha iniciado los trabajos para licitar el tramo de alta velocidad entre Valencia, Castellón y Tarragona. Sólo esta obra costará 5.200 millones de euros y, para llevarla a cabo, se buscará la participación financiera de las empresas adjudicatarias.

Blanco cree que el proyecto deja atrás '500 años de Estado hipercentralizado'

Pero el proyecto presentado ayer aporta, sobre todo, la solución a un viejo anhelo de las cuatro comunidades afectadas: la conexión ferroviaria para llevar mercancías hasta Francia. España es uno de los países en los que el transporte ferroviario tiene menos incidencia para mover productos, apenas el 4,2% del total. El Gobierno se ha impuesto el objetivo de duplicar ese porcentaje en el horizonte 2020 y acercarse así al 13,1% de los cinco principales Estados de la Unión Europea.

El problema del corredor será su coste conjunto: 51.300 millones de euros. Fomento, que considera que ya hay tramos construidos en los que se habrían invertido 8.400 millones, se compromete a efectuar, entre 2011 y 2020, actuaciones por un valor conjunto de 25.400 millones, la mitad del presupuesto y justo lo necesario para que los 1.300 kilómetros de vía férrea puedan ser una realidad.

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El coste de la obra lo asumirá sobre todo el Estado, si bien espera compartir inversiones con otras administraciones públicas, con la iniciativa privada para hacer más llevadera la inyección de fondos públicos y con la Unión Europea. Para conseguir esos fondos comunitarios, el Estado deberá conseguir que la UE califique el corredor como una infraestructura prioritaria en la revisión de su red básica. En esa elección, que se llevará a cabo en el plazo de dos meses, el Gobierno español presentará la candidatura del corredor mediterráneo, pero también la del central (cruce de la frontera por Aragón) y la del atlántico (por Euskadi). Ayer, representantes de Catalunya, Valencia y Murcia reclamaron que el mediterráneo sea considerado 'prioritario' por Madrid por su interés económico, ya que a su alrededor se genera el 45% del PIB español.

'Es nuestra aorta económica, que es la de comunicarse con Europa', usó como metáfora el presidente catalán, Artur Mas, quien reclamó que el celebrado proyecto no cambie bajo ningún gobierno. El proyecto fue celebrado incluso por los representantes de los gobiernos valenciano y murciano, controlados por el PP.

Para aprovechar la red actual, los técnicos del Ministerio han pensado en habilitar un tercer raíl en las vías actuales, de forma que la línea sea compatible tanto para los trenes con ejes de ancho ibérico como los de eje europeo. Es un sistema que ya se ha implantado en Catalunya y que permite, por ejemplo, que los contenedores que llegan de Francia puedan recalar en el Puerto de Barcelona sin tener que cambiar de tren, como sucedía hasta hace escasos meses.

Blanco consideró el proyecto corredor mediterráneo como un hito histórico, 'la máxima expresión de una nueva forma de entender el Estado' después de '500 años de Estado hipercentralizado'. 'Es un nuevo modelo de Estado que emana de nuestra democracia', dijo Blanco, tras destacar que es el plan más ambicioso planteado nunca por España