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Costa de Marfil, en riesgo de guerra con dos presidentes y dos primeros ministros

EFE

La tensión y el peligro de una guerra civil se mantienen en Costa de Marfil, que ya tiene dos primeros ministros designados por Alassane Ouattara y Laurent Gbagbo, los dos contendientes en los comicios presidenciales que se han investido como jefes del Estado.

Gbagbo, presidente en los diez últimos años y que ha jurado para un nuevo periodo de cinco años, pese al rechazo de la oposición y de la comunidad internacional, designó anoche a Gilbert Marie Ngbo Ake como su nuevo primer ministro, que tiene previsto designar hoy un Gobierno para sustituir al de Guillaume Soro.

Soro, líder de la milicia de las Fuerzas Nuevas y primer ministro en el Gobierno de Coalición con Gbagbo desde 2007, cuando acabó la guerra civil iniciada en 2002, dimitió ante Ouattara el sábado, tras reconocer su victoria electoral.

Ouattara, apoyado por la comunidad internacional y que se había investido presidente en un hotel de Abiyán, protegido por los "cascos azules" de la Misión de Naciones Unidad para Costa de Marfil (ONUCI), designó de nuevo primer ministro a Soro, quien ayer domingo nombró un gabinete con trece carteras y se reservó la de Defensa.

Por su parte, los militares, que se mantienen leales a Gbagbo, anunciaron que hoy habían vuelto a abrir las fronteras del país, cerradas el jueves inmediatamente después de que la Comisión Electoral Independiente (CEI) anunciara la victoria de Ouattara en las presidenciales del 28 de noviembre sobre Gbagbo.

En cualquier caso, las fronteras han permanecido abiertas en el norte del país, dominado por las Fuerzas Nuevas de Soro, que no se desarmaron tras la guerra civil que dividió al país.

Durante la pasada noche y esta mañana, las protestas de los seguidores de Ouattara contra la pretensión de Gbagbo de mantenerse en el poder han arreciado y se han producido movilizaciones y algunos enfrentamientos.

En la localidad de Issia, en el suroeste, siete personas murieron tras los enfrentamientos entre partidarios de Gbagbo y Ouattara, lo que eleva a más de una veintena los fallecidos por la violencia relacionada con los comicios en las dos últimas semanas.

En la zona norte, controlada por las Fuerzas Nuevas, los seguidores de Ouattara se han manifestado ayer y hoy en las ciudades de Bouaké, Seguela y Odienné ante las sedes de la Misión de Naciones Unidad para Costa de Marfil (ONUCI), para pedir que Gbagbo deje el poder.

Prosigue mientras tanto la mediación del enviado de la Unión Africana (UA), el ex presidente sudafricano Thabo Mbeki, que ayer llegó a Costa de Marfil y para quien "es importante evitar la violencia, para no volver a la guerra".

Mbeki ha recalcado que hará "todo lo posible para encontrar una solución pacífica" y ha apuntado que, antes de hacer cualquier recomendación, estudiará las posturas de todos los implicados en el conflicto.

Desde su llegada, Mbeki se ha entrevistado con Ouattara y Gbagbo, así como con el jefe de la ONUCI, Choi Young-jin, y con representantes de la CEI y del Consejo Constitucional marfileños.

Ouattara ha señalado que, en el encuentro, le pidió a Mbeki que reclame a Gbagbo que, tras perder los comicios, deje la Jefatura del Estado que ha ocupado los diez últimos años.

El pasado jueves, la CEI anunció la victoria de Ouattara con un 54 por ciento de votos, mientras Gbagbo conseguía un 46 por ciento, lo que fue ratificado por la ONUCI.

El Consejo Constitucional, formado por partidarios de Gbagbo, no reconoció esos resultados, anuló el escrutinio en siete departamentos del norte donde Ouattara tenía amplia mayoría y señaló que la victoria era de Gbagbo, con el 51,5 por ciento de votos, mientras Outtara quedaba con el 48,5 por ciento.

Gbagbo fue elegido presidente en 2000 para cinco años y se ha mantenido otros cinco en el poder, al retrasar la convocatoria de comicios por la guerra civil.

Tras cinco años de guerra, en 2007 Gbagbo y Soro firmaron la paz y formaron un Gobierno de coalición, al que el líder de la guerrilla norteña se incorporó como primer ministro, encargado de preparar unos comicios libres y justos, que se retrasaron varias veces por problemas, sobre todo, con el censo.

De hecho, el país sigue dividido y, mientras las Fuerzas Armadas leales a Gbagbo controlan el sur del país, las Fuerzas Nuevas de Soro, partidarias de Ouattara, mantienen el control del norte.

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