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Cristeta Comerford, al mando de los fogones en la Casa Blanca

EFE

La cocinera que satisface el paladar del hombre más poderoso del mundo es una inmigrante filipina que ostenta el mérito de ser la primera mujer al frente de los fogones de la Casa Blanca y que hoy fue galardonada en Manila.

Cristeta Comerford, originalmente apellidada con el patronímico filipino Pasia, recibió hoy el premio del Banco de las Islas Filipinas, que reconoce a los emigrantes que realizan una labor destacada fuera de su país.

Esta mujer de 47 años, que debe atesorar incontables anécdotas sobre los gustos culinarios y manías de los tres presidentes para los que ha cocinado, es discreta, como corresponde a su cargo, y sólo concede contadas entrevistas a los medios de comunicación.

A sabiendas de que hasta la mascota presidencial puede hacer correr ríos de tinta, sus declaraciones en Manila han sido parcas: A los Obama les gusta la comida sana y sencilla, sin conservantes, y acompañada con guarnición de verduras biológicas, cosechadas en la huerta que la primera dama en persona, Michelle Obama, plantó en la Casa Blanca el pasado mes de abril.

"La señora Obama es muy práctica en cuanto a saber qué menús sanos convienen a una familia", dijo escuetamente Comerford durante una rueda de prensa que ofreció en Manila, adonde ha viajado aprovechando que el presidente Barack Obama se encuentra de vacaciones.

Pero pese a sus esfuerzos por mantener un perfil bajo, la figura de esta filipina nacionalizada estadounidense ha levantado curiosidad e incluso polémica.

Los amantes de la agricultura biológica echaron las campanas al vuelo con el final del mandato de George W. Bush, conocido amante de las hamburguesas y la carne a la barbacoa, e incluso sugirieron algunos nombres de las personas que debían encargarse de satisfacer el paladar presidencial en lo sucesivo.

Cuál fue su sorpresa cuando Michelle Obama evitó nombrar a una estrella de la restauración y optó por mantener en el cargo a la persona nombrada por Laura Bush en 2005, que además era la primera mujer y primer miembro de una minoría en ocupar el puesto de cocinera jefe.

"Cristeta Comerford aporta un increíble talento al funcionamiento de la Casa Blanca y viene muy recomendada por los Bush. Ella es madre de una niña y tenemos una perspectiva común sobre la importancia de consumir alimentos saludables para tener una familia sana", dijo la primera dama en un comunicado, para zanjar el asunto.

La trayectoria de "Cris", como la llaman en la Casa Blanca, o "Teta", apodo que emplea su familia filipina, es la historia del sueño americano, desde la inmigración hasta llegar a dirigir una de las cocinas más importantes del mundo, en la que hay que hacer frente a todo tipo de labores, desde meter una bolsa de palomitas en el microondas para los niños a preparar cenas de gala para jefes de Estado.

Atrás han quedado sus días de estudiante de tecnología de la alimentación en la Universidad de Filipinas o su trabajo como "chica de las ensaladas" en el hotel Sheraton del aeropuerto de Chicago, al poco de aterrizar en Estados Unidos desde Manila.

Comerford llegó a la Casa Blanca en 1995 con un contrato temporal, durante el mandado de Bill Clinton, pero en seguida demostró su talento al capitanear con éxito grandes eventos como la cena en honor al Príncipe Carlos de Inglaterra, en noviembre de 2005, cuando cocinó medallones de lomo de búfalo con tortitas de arroz, acompañados de rábanos glaseados y zanahorias tiernas.

"Estoy encantada de que Cris Comerford haya aceptado el puesto. Su pasión por la cocina puede apreciarse en cada bocado de sus deliciosas creaciones", dijo Laura Bush, cuando fue nombrada.

La elección de Cristeta, especializada en cocina americana, supuso la continuidad de una tradición culinaria local en la Casa Blanca, dominada por la cocina francesa antes de la llegada de los Kennedy.

En Filipinas, donde hoy ha sido galardonada, su triunfo cobra mucho más significado: Es un grano de esperanza en un país donde más del diez por ciento de sus noventa millones de habitantes emigra al extranjero en busca de un futuro mejor.

María Gómez Silva

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