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Cristina, hija de Carmen Laforet, le presta su voz en un recorrido vital

EFE

Cristina Cerezales Laforet ha querido en "Música Blanca", intencionadamente, desproteger la intimidad que tan celosamente guardaba su madre, Carmen Laforet, y le ha prestado su voz cuando su progenitora ya estaba privada de esa facultad para hacer un recorrido "precioso" sobre su trayectoria vital.

La hija de la reconocida escritora de "Nada", su primer libro, escrito con sólo 22 años y que le valió el Premio Nadal en 1944, ha querido aportar en "Música blanca" detalles reveladores que ayuden a entender en profundidad la vida y obra de su madre en una conmovedora declaración de amor.

En la presentación del libro, Cristina Cerezales Laforet ha explicado que empezó a prepararlo sin tener conciencia de ello en un momento en que su madre, debido a la enfermedad degenerativa que la aquejaba, "se había retirado ya de la escritura, de la palabra y, después, incluso del movimiento".

"Fue precioso beber durante tres años de su silencio, de sus miradas y de nuestros recuerdos comunes", ha asegurado hoy la hija de la escritora, quien ha desvelado que aunque se ha preguntado muchas veces si a su madre le habría complacido ver desprotegida su intimidad con este libro, ha concluido que "a ella ya no la va a molestar" y se ha mostrado convencida de que "allá donde esté, estará encantada".

Para Cristina, la inseguridad personal de su madre y su excesiva timidez era algo irracional que, en su opinión, "hay que destruir", motivo por el cual se ha animado a contar las vivencias entre ambas en un recorrido que va de delante hacia atrás, que se inicia con su nacimiento y concluye con su muerte en febrero de 2004.

"Todo lo que sea verdad y bonito debe salir a la luz del día", ha afirmado con convicción la hija de Laforet, quien ha señalado que "Música blanca" es la búsqueda de una comunicación con su madre en forma de relato con un alto componente emocional y poético.

La autora ha desvelado que para construir su arquitectura se ha valido de documentos legados por su madre, de cartas a sus amigos y de confidencias de la propia Laforet, y ha precisado que aunque el mismo le ha supuesto personalmente "una catarsis tremenda" en la que ha debido remover y revivir todo tipo de sentimientos, cuando lo ha concluido ha sentido una enorme "paz" interior.

"Música blanca" recoge, según la hija de Laforet, "la memoria" de su madre y construye un hilo conductor en torno a la vida y la obra de una mujer peculiar, ha relatado hoy Cristina, incluso durante su larga enfermedad, en algunos momentos de la cual -ha dicho- estaba "plenamente presente" mientras que en otros se desconectaba completamente de la realidad.

"Nos quedaba la duda de si realmente era una decisión voluntaria o un resultado del avance de la enfermedad", ha asegurado hoy Cristina, quien ha revelado el "sufrimiento" que le supuso la temprana fama de "Nada" debido a su carácter introvertido.

Ha destacado lo "difícil" que ha debido ser para ella aceptar que ninguno de los libros escritos posteriormente tuviera el reconocimiento del primero, del cual se ha hecho ahora una edición conmemorativa en su 65 aniversario.

Cristina, en la elaboración de este libro, en el que las voces de las dos escritoras se confunden y se cruzan, ha descubierto bastantes datos sobre el proceso creativo de su madre, y ha asegurado que le ha supuesto una gran "riqueza" interior haberse despedido de ella "globalmente, desde el momento en que nace hasta que se va".

Entre las revelaciones que aporta "Música blanca" se encuentra una "fuerte experiencia mística" de su madre, alejada de cualquier creencia religiosa, durante tres largos días, en la que Laforet "se acostaba y se despertaba conociendo el sentido de la vida".

Cristina ha reconocido que en algún momento se sintió "arrastrada al abismo" de su madre, aunque ha señalado que, finalmente, "nos tuvimos que separar" y su consuelo ahora es narrar el "camino a la luz" de su progenitora.

Concha Carrón.

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