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Por qué el déficit es una bendición

Standard & Poors hace de notario del estancamiento y deflación de la economía española

ERNESTO EKAIZER

El 14 de diciembre de 1988, el premio Nobel de Economía Milton Friedman, después de conseguir relegar las teorías del economista británico John Maynard Keynes al museo de las antigüedades, escribió en el periódico norteamericano The Wall Street Journal, un sugestivo artículo en las páginas de opinión que tituló así: '¿Por qué los déficit gemelos son una bendición?'. Se refería al déficit público y al déficit comercial, llamados déficit gemelos, de la Administración Reagan, el presidente del cual Friedman fue uno de los grandes inspiradores.

El profesor Friedman, fallecido en 2006 a los 94 años, ofrecía en el citado artículo su apoyo a las teorías del economista conservador Robert Barro, según las cuales el déficit público no tenía demasiada importancia. Barro sostenía que el déficit de hoy supone más impuestos mañana. Pero, sostenía Barro, como los contribuyentes y ahorradores se dan perfecta cuenta de esto, van a dedicar sus esfuerzos a ahorrar más hoy para afrontar la mayor carga fiscal mañana. Y, así, el más elevado ahorro privado compensa el desahorro, por así decir, del gobierno.

Esto puede parecer una mera posición teórica pero no lo es. El presidente George W. Bush llevó la deuda nacional de EE.UU desde los 4 billones de dólares a más de 10 billones. Y, contra la teoría, el ahorro privado descendió a sus niveles más bajos en la historia económica de EE.UU y la deuda de las familias, empresas y bancos escaló a niveles nunca conocidos. Con todo, todavía es el día en que se recuerda al vicepresidente Dick Cheney proclamar: 'El déficit no tiene importancia'.

En la lógica más convencional, España tiene una perspectiva 

Claro que España no es EE.UU. La agencia de calificación norteamericana Standard & Poors (S&P) y le ha dicho primero a los gobiernos socialdemócratas griego y portugués: el déficit sí importa. Otra agencia norteamericana, Fitch, degradó el crédito del gobierno de Grecia. Y S&P, a continuación, que ya había quitado a España en enero de 2009 la calificación de sobresaliente o matrícula de honor, según se prefiera, ha colocado el crédito de España en posición 'negativa', de la calificación anterior de 'estable', sin llegar a consumar una degradación como tal, ya que da un plazo de dos años, hasta finales de 2011, para que el Gobierno español ponga orden en sus finanzas públicas.

En el mundo en el que vivimos carece de importancia que Standard & Poors, Moodys y Fitch (dos agencias que si bien siguen calificando de manera positiva a España ahora se verán sometidas a la dura prueba de mantener ese rating) no sólo no hayan sabido calibrar la crisis económica y financiera que finalmente hizo eclosión en el verano de 2007.

Es que fueron los protagonistas, junto con el llamado 'sistema financiero fantasma' de los bancos de inversión, sin los cuales hubiera sido muy difícil llevar a cabo la gran especulación financiera. Estas entidades ayudaron a incubar la crisis. Porque la mayor parte de los productos financieros, empezando por las hipotecas subprime, se colocaron en el mercado americano y en el resto del mundo, porque contaban con una calificación estupenda de dichas agencias de rating.

Se ha abierto una larga etapa de reducción de la deuda del sector privado

Pero las reglas de juego establecen que estas agencias son la referencia de los inversores internacionales. Y estos, a partir de un ultimátum, en el caso de España, comienzan a retraerse cuando no a especular en los mercados comprando productos financieros que apuestan a una crisis o suspensión de pagos, como en otros siglos, de la deuda española. Puede ser un negocio muy lucrativo jugar a las dificultades de Grecia, España y Portugal.

Dicho esto, el análisis de la agencia S&P es realista. Colocada en la lógica de la economía convencional, España tiene una perspectiva horrible. Ha protagonizado largos años de crecimiento superior al de sus vecinos de la eurozona, pero gracias a un endeudamiento espectacular de familias, bancos y empresas, financiado a través de un déficit por cuenta corriente que ha llegado a ser el segundo en el ranking mundial, después de EE.UU.

Y ahora se ha abierto una larga etapa de reducción de la deuda del sector privado. Pero en el breve periodo de un año y medio la deuda del sector público ha crecido como la espuma. El viraje del Gobierno de Zapatero de practicar una subida de impuestos para frenar el déficit le ha parecido a S&P un paripé. Matar moscas a cañonazos. El informe registra como un notario la larga etapa de estancamiento y deflación que se ha abierto.

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