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El primero del país, el último de la fila

Pau Gasol, elegido mejor deportista español del año en la encuesta de Público

Pablo Martínez

Perdón por la insistencia sobre el personaje, del que ya escribimos la semana pasada a propósito de su millonario futuro con la dinastía Laker, pero las votaciones navideñas son así. Dicen que las musas deben pillarle a uno trabajando, pero, miren por donde, la noticia de que el diario elegía a Pau Gasol el deportista español del año, gracias a los votos de sus propios compañeros en el mundo del deporte, le pilló a este humilde colaborador en el peluquero. Y no en cualquiera: en la Peluquería Moderna, que así se llama todavía el segundo negocio de barberos más antiguo de Madrid.

Cien años en la esquina de la calle Alcalá con Príncipe de Vergara lo contemplan. Y lógicamente, lo primero que acudió a mi mente (en fase aguda de inspiración) fue la imagen de Gasol afilándose la barba poco antes de cualquiera de sus mágicas noches, sentado en uno de los originales y estrechísimos sillones del local. Seguramente el mismo, por cierto, en el que varios miembros de la dinastía taurina de los Bienvenida solicitaron a lo largo del siglo XX la patilla más recortada (¡hombre de Dios!), poco antes de afrontar el kilómetro de distancia que separa el centenario negocio de las Ventas del Espíritu Santo, su emblemático lugar de trabajo.

Con incuestionable habilidad, Kupchak hizo el mejor regalo posible a los Lakers

Es seguro que algún día, y no se despisten mucho porque el tiempo vuela, a nuestro personaje deportivo del año le dediquen una placa conmemorativa que recuerde su legado en un lugar a medio camino entre su casa y el lugar donde dio sus primeros pasos deportivos. Incluso, con el cariz que está tomando su biografía genético deportiva, no les extrañe que la placa acabe siendo muy parecida a la que cuelga del portal de los Bienvenida, justo al lado de esa peluquería donde se dejaban acicalar antes de vestirse de luces.

'Aquí nació y creció la dinastía de los Gasol', acabará luciendo cualquier rincón de Sant Boi de Llobregat, si es que no lo hace ya, pues esa placa, al contrario de lo que decía Sabina de su ataúd, está ya más que encargada por dos deportistas que se salieron pronto del percentil del entorno y por unos padres que decidieron serlo a tiempo completo a ambos lados del océano y por encima de sus profesiones.

Pero de seguir creciendo a este ritmo profesional, la merecida y emotiva dedicatoria del barrio, de su primer equipo profesional e incluso de su país de origen (¿estará pensando en la cuadratura del círculo internacional, la medalla de oro en los Juegos de 2012?) será difícil que supere en lo emblemático a la que algún día puede que soliciten para Gasol en su espléndido hogar amarillo y morado de Los Ángeles, el moderno Staples Center, uno de los faros baloncestísticos del planeta.

Algún día, en algún rincón de Sant Boi, una placa rendirá tributo a los Gasol

Un lugar cuyas mejores localidades son habitualmente ocupadas por actores como Jack Nicholson o Cameron Diaz, modernos usurpadores del glamour que Orson Welles y Ava Gardner tuvieron que trasladar a los toros de Madrid ante la falta de entretenimiento NBA por aquel entonces.

Pero un recinto al que sobre todo acuden los fanáticos de los Lakers, un grupo de 20.000 elegidos por noche, con la cartera sin agujeros y un ADN lleno de títulos de la competición de baloncesto profesional que humildemente decidió bautizar a sus ganadores como World Champions.

Y todos, sin excepción, desde la primera fila de pista hasta la última del comodísimo gallinero, lo hacen de un tiempo a esta parte con la idea de contemplar por encima de cualquier otra cosa la evolución, y los límites, del inesperado regalo que les dejó Mitch Kupchak, ejecutivo clave del fichaje y que, según Charles Barkley (aquel maravilloso gordo en la cancha, convertido en color commentator de la TNT), debería ser nombrado por aclamación 'el mejor mánager genaral de la década'.

Tras su traspaso a los Lakers, ya forma una pareja histórica con Kobe Bryant

¿Cómo justifica su nuevo sueldo un tipo que cobra tanto? Nos preguntábamos hace una semana a propósito del personaje. Y en un análisis puramente estadístico, expusimos que Gasol es capaz de argumentar mejor que ninguna otra figura de su deporte el rendimiento por cada minuto que está en cancha.

Pero si en realidad quieren encontrar una razón de peso con la que justificar el peso actual de Pau en su profesión, les aconsejo que acudan a ese entretenimiento al alcance de todos que es el youtube, y disfruten con la escena protagonizada por Phil Jackson, 'entrenador entre entrenadores', nada más producirse su fichaje, y en tan sólo 17 segundos. Le pregunta su entrevistador, en seco: '¿Qué hubiera respondido usted, señor Jackson, si su mánager le hubiera dicho: puedo traer al equipo a Gasol a cambio de Kwame Brown?'. Unos segundos de pausa, una pequeña sonrisa, y una respuesta: '... No podrás hacerlo'.


¿Qué se le puede regalar a alguien que lo tiene todo? Fue el planteamiento en The Game, con Michael Douglas como exitoso millonario al que su hermano, Sean Penn, decide hacer un obsequio con lección moral, pero se le va algo la mano con los proveedores del servicio. Sin embargo, el regalo que se encontró de un día para otro el millonario, exitoso y prácticamente prejubilado Jackson en el equipo fue como si el mejor hermano posible hubiera pasado por Rodeo Drive y los tenderos lo hubieran elegido como el comprador un millón.

Porque lo que Mitch Kupchak (ese mánager al que el Gordo Barkley se refiere con ironía e incredulidad, leñero jugador convertido en hábil gestor) compró a precio de saldo para Jackson hace apenas dos navidades fue no sólo la pieza que le venía faltando desde hace tiempo al triángulo ofensivo de los Lakers, sino también una recarga completa de la batería de un aburridísimo Bryant. Un power-forward con movimientos de poste bajo pero también con tiro de cinco metros; un siete pies capaz de descifrar el aroma de un partido y con el hambre atrasada de quien, como dijo Bill Walton, otro grandísimo maestro del negocio en los años setenta-ochenta y padre de Luke, compañero de Pau, 'jamás tuvo antes la oportunidad de probarse a este nivel'.

Como pocos otros, Gasol justifica cada dólar que cobra con su mera estadística

Cada día que pasa queda más claro que el robo de Gasol para que los Lakers simplemente pudieran optar de nuevo al anillo, o para proyectar a nuestro deportista del año hacia cotas jamás alcanzadas, ni soñadas, por cualquier baloncestista nacido en España era tan solo parte del botín de uno de los grandes traspasos de la historia de la liga. Porque lo que ni siquiera el bueno de Mitch intuyó entonces era la posibilidad de estar creando con el fichaje de Pau una nueva pareja de leyenda para el imaginario colectivo de la NBA, negocio experto en trocear equipos ganadores multiplicando por partes su mito y su márketing.

Bryant y Gasol han pasado en año y medio de compañeros de equipo, y eso muy pocos podían anticiparlo, ni ahora discutirlo, a ser la mejor pareja de estrellas All Star con anillo de campeón en una liga que suele convertir en oro cualquier cosa que lo remita a sus mejores días de vino y rosas.

Estamos hablando de parejas dinásticas como fueron en su día Bill Russell/Bob Cousy, Oscar Robertson/Lew Alcindor, Magic Johnson/Kareem Abdul Jabbar (Alcindor convertido al islam), Isiah Thomas/Joe Dumars, Michael Jordan/Scootie Pippen o el mismo Kobe con Shaquille O'Neal, todos ellos lógicamente situados todavía uno o varios peldaños por encima, pero con nuestro premiado deportista con derecho a colocarse el último en la fila más elitista de su profesión; la que acaba separando definitivamente a los símbolos deportivos de un país de las leyendas planetarias.

1. Pau Gasol 46
2. Contador 16
3. Nadal 14
4. Marta Domínguez 10
5. G. Mengual / R. Muñoz 3

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