Algunos bancos podrían verse afectados por la devolución de 442.000 millones de euros de préstamos de emergencia del Banco Central Europeo esta semana, pero el BCE hará todo lo que esté en su mano para asegurar que la devolución de los créditos transcurre sin problemas, dijo un consejero del banco central el martes.

Los créditos a un año, una novedad introducida como parte de las medidas extraordinarias de apoyo durante la crisis financiera, vencen el jueves y no se prevé que sean renovados, a pesar de que el BCE ha abierto para esa fecha oportunidades extra de financiación.

"El BCE y el eurosistema harán lo necesario para asegurarse que haya liquidez disponible", expresó Noyer a la emisora Europe 1.

"No deberían exagerar las cosas o estar excesivamente preocupados", dijo sobre los problemas de los mercados monetarios.

La afirmación del gobernador del banco central francés llega después de comentarios similares de su homólogo austríaco, Ewald Nowotny, que el viernes aseguró que los responsables de la política monetaria tratarían de asegurar que las líneas de financiación de los bancos no se corten. Los tipos del mercado interbancario han repuntado a máximos de ocho meses y medio antes de la operación.

El consejero anadió que los bancos franceses no deben encontrar problemas para devolver los préstamos aunque señaló que algunos otros bancos podrían "sufrir".

"Es verdad que hay un gran vencimiento que ha causado algunas irregularidades. En parte explica las tensiones que hemos visto en el sistema bancario europeo", dijo Noyer.

"Es una importante fecha de vencimiento (...) hay algunos bancos que están en una situación peor que eventualmente podrían sufrir, pero nos aseguraremos que no hay problemas y que todo vaya bien".

The Financial Times publicó la semana pasada que los bancos españoles se oponían a la no renovación del esquema de créditos a 12 meses y quería que el BCE ofreciera más préstamos a largo plazo.

Las preocupaciones sobre la exposición bancaria a la deuda soberana está suponiendo dificultades para bancos de países como Grecia, España o Portugal que tomen prestado fondos en el mercado, provocando una dependencia cada vez mayor a la financiación del BCE.