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La Diputación de Málaga renuncia a repatriar los restos de Miguel de Molina tras negarse su familia

EFE

La Diputación Provincial de Málaga ha renunciado finalmente a repatriar los restos de Miguel de Molina -considerado por muchos como el rey de la copla- desde Argentina hasta España al no autorizar la familia del artista malagueño su traslado desde América del Sur.

La institución española envió una carta a la hermana de Miguel de Molina, Asunción Frías Molina, que no llegó a responder y antes de la pasada Navidad la Diputación recibió una misiva remitida por un sobrino del artista donde su hermana comunicaba su negativa a la repatriación.

Por este motivo, la diputada provincial de Cultura, Susana Radío, ha apuntado a Efe que el organismo va a desistir de su intención de trasladar los restos, acto incluido como uno de los acontecimientos que la Diputación tenía previsto para conmemorar el centenario del nacimiento de Miguel de Molina.

A pesar de que esta institución tenía permiso de la parte de la familia residente en España, se ha decidido finalmente dejar de insistir para respetar la decisión de los parientes argentinos.

Asunción Frías aseguró el pasado 23 de septiembre que "mientras viva" no autorizará repatriar los restos del artista español, que descansan en el cementerio de la Chacarita, en Buenos Aires.

Un día después, la Diputación de Málaga anunció que trataría de llegar a un acuerdo con la hermana de Miguel de Molina.

La intención de la institución española era repatriar los restos a su ciudad natal y depositarlos en un panteón ya habilitado en el cementerio de San Gabriel.

Miguel de Molina nació en 1908, comenzó su actividad artística en los tablaos y de ahí pasó a actuar en pequeños teatros de Madrid en tiempos de la II República; en 1933 saltó a la fama tras participar en el Teatro Romea de Madrid en "El testamento gitano".

Con él actuaron estrellas como Pastora Imperio, Vicente Escudero, Pilar Calvo, Adelita Durán y Antonia Mercé "La Argentina" y su fama llegó al punto más alto al terminar la Guerra Civil (1936-39), aunque después fue utilizado por el régimen franquista y obligado por el general Luis Aranda a salir de gira por España.

Se prohibieron sus películas, sus discos y sus actuaciones y se le confinó en un pueblo de Extremadura, por lo que en 1942 huyó a Buenos Aires, aunque su establecimiento definitivo en América llegó en 1946, al comprobar que continuaba la persecución.

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