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La discordia en la UE retrasa la ayuda a Atenas

La eurozona desbloqueará el rescate actual para calmar a los mercados

DANIEL BASTEIRO

La Comisión Europea acostumbra a justificar el segundo plano político en el que se ha instalado desde que comenzó la crisis en el mercado de deuda recordando que, en materia de rescates, el dinero lo ponen otros. Ayer, el comisario de Economía, Olli Rehn, abandonó su discreción habitual para poner voz a uno de los peores temores en el seno de las continuas reuniones de los ministros de la zona euro. 'El Eurogrupo del domingo y lunes discutirá el contenido y las condiciones del nuevo programa para Grecia, con vistas a tomar una decisión en la siguiente reunión, el 11 de julio'. La escueta frase, que forma parte de un medido comunicado oficial, sirvió para certificar el fracaso de unas negociaciones que se habían fijado como fecha límite este fin de semana.

¿Donde está el problema? Precisamente en el país que, por su tamaño, contribuye con más fondos a cualquier rescate: Alemania. La canciller Angela Merkel, junto a países como Holanda o Finlandia, exige que en el segundo paquete de préstamos participen los bancos o aseguradoras privadas, retrasando el cobro de lo invertido en Grecia a través de la compra de bonos de deuda. El segundo rescate a Grecia pretende cubrir las necesidades de financiación derivadas del fracaso del primero, y diversos cálculos apuntan a una posible participación del sector privado valorada en 25.000 millones.

El debate sobre el segundo rescate heleno se aplaza hasta el 11 de julio

Sin embargo, el plan de Alemania cuenta con la oposición liderada por el Banco Central Europeo, la Comisión, Francia y España, que advierten de que incumplir los contratos suscritos en el momento de la adquisición de los bonos griegos sería visto por los mercados como una quiebra encubierta. Ese escenario, nunca enfrentado por la zona euro, 'tendría más costes que beneficios', según Mario Draghi, el próximo presidente del BCE. Según él, no evitaría la huida de los inversores privados de Grecia y, lo que es peor, contagiaría sus problemas a países como España.

Fuentes cercanas a la negociación confirmaron a Público que la confrontación entre ambas posturas es 'total' y que por ese motivo se decidió convocar a los ministros de Economía el domingo por la noche en Luxemburgo, adonde sólo tenían previsto acudir el lunes. En la reunión, los ministros esperan, al menos, pactar el desbloqueo de 18.000 millones de euros que Grecia necesita a finales de mes como parte del primer rescate, ya en curso. Tras la detención de Dominique Strauss-Kahn, ex director gerente del FMI que cofinancia los rescates de la zona euro, la institución endureció su postura y anunció que no enviaría ni un euro más a Atenas sin que un segundo rescate garantizase que Grecia podría devolver algún día lo prestado. Según las fuentes consultadas, el FMI 'ha flexibilizado su posición' en los últimos días. Zhu Min, un alto cargo de la institución, reconoció ayer estar 'preocupado porque la situación ha cambiado muy dramáticamente en las últimas 24 horas', en referencia a la inestabilidad creciente en los mercados.

A la división en la zona euro y las desavenencias con el FMI se suma la situación política en Grecia, que debe conformar un nuevo Ejecutivo. 'Sin un nuevo Gobierno y el apoyo de la oposición, nada de lo que hacemos aquí tiene sentido', aseguró un alto funcionario. Según esta fuente, el consenso entre socialistas y conservadores es 'imprescindible' porque el programa de austeridad impuesto a Grecia sobrepasa los límites de esta legislatura.

'Pido a todos los responsables de la UE, y en particular a los ministros de Finanzas de la eurozona el próximo domingo, que superen las diferencias existentes y alcancen un acuerdo responsable en este momento crítico', aseguró el comisarioRehn. En su misiva, consideraba 'una catástrofe' la posibilidad, más cercana que nunca, de que en el último minuto las piezas sigan sin encajar.

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