Existe la idea de que el encubrimiento requiere una sofisticada manipulación de hechos y circunstancias. Todas aquellas informaciones que han pretendido enlodar al sastre/vendedor José Tomás, filtradas por el PP, y los ataques lanzados contra él por el responsable de la estrategia político-legal, Federico Trillo, forman parte de una estrategia de encubrimiento.

Ello no ha hecho mella en el juez Flors, que en su auto aborda el perfil del sastre de cargo. 'Dicho testigo relató de manera razonada todos los hechos en los que intervino. De su testimonio no se desprende ningún sentimiento de enemistad hacia dichas personas', dice el juez. Y añade algo más: 'Sus declaraciones coinciden con el contenido de otras diligencias de carácter documental aportadas a la causa'.

En sus recursos contra este auto, los imputados vuelven a atacar la credibilidad del sastre, en línea con estrategia del PP y los medios afines. Hasta la empresa para la que trabajaba, para dar verosimilitud a la campaña del PP y ahorrarse la indemnización pactada en el contrato, cargó las tintas con un despido pretendidamente procedente. En los próximos días, tras la celebración del juicio, la juez dictará sentencia. Fuentes jurídicas aseguran que permitirá conocer la maniobra urdida contra el sastre y reforzará su credibilidad.

La orientación del PP parece estar guiada por la consigna de 'perdidos al río', esto es, llevar hasta sus últimos extremos la estrategia de encubrimiento. Aquellos que creían que dicha estrategia acabaría cuando el juez Garzón abandonase la instrucción del caso se han equivocado.

La conducta de la dirección del PP ante Camps resta solvencia al propósito de Trillo cuyos mensajes activos y pasivos no cesan de conseguir borrar del paisaje a Bárcenas. Porque, ¿cómo defender una coartada falsa la de que Camps pagó los cuatro trajes, desmentida por el juezy pedir a Bárcenas que deje el cargo de tesorero cuando ni siquiera ha prestado declaración?