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'District 9', alienígenas y telerrealidad

Tras recaudar más de 100 millones en EEUU, llega a España la ultima producción de Peter Jackson, una película de ciencia ficción que utiliza el lenguaje del documental para hablar de la xenofobia hacia el otro

JESÚS ROCAMORA

Al final, el día en que los alienígenas decidieron tomar contacto con los humanos no se desató ninguna guerra. No hubo posesiones de cuerpos a cargo de seres extraños niabducciones en masa, ninguna declaración de estado de emergencia global en las principales capitales del mundo. Según narra District 9, el último taquillazo producido por Peter
Jackson (El Señor de los Anillos) que llega hoy a las carteleras españolas convertida en una de las sorpresas de la temporada -lleva recaudado más 100 millones de dólares en EEUU y costó 30-. Los extraterrestres llegaron a la Tierra hace 20 años, como una torpe masa crujiente de patas y antenas en busca de refugio. Llegaron casi dos millones de inmigrantes con aspecto de gamba, desde una nave especial, en busca de ayuda humanitaria.

Una vez en la Tierra, plantea el filme, las naciones del mundo decidieron instalarlas, como un trasto viejo, en Suráfrica, en el llamado Distrito 9, un lugar lleno de chabolas, pobreza y hierros oxidados, lo que terminó de despertar los viejos fantasmas de la xenofobia y el apartheid surafricano. De ahí, a que los extraterrestres terminen siendo manipulados por nuestra explotadora raza para hacerse con su tecnología hay sólo un paso.

Si hay alguien que no acaba de creerse esta historia de alienígenas tan poco convencional, su director, el surafricano Neill Blomkamp (nacido en 1979 y curtido en la publicidad), la ha rodado utilizando recursos de falso documental, programas de televisión de telerrealidad, como realities shows, informativos 24 horas, Internet, además de un montón de material real obtenido de agencias como Reuters y South African Broadcasting Corporation. Todo por una historia creíble.

'La película no tiene moraleja porque yo no tengo ninguna respuesta'

'Siempre tuve muy claro que quería utilizar recursos como el documental. Como cualquier director, hago las películas que me gustaría ver. Y las películas con las que más he disfrutado ha sido con aquellas de ciencia ficción en las que me pregunto: ¿Y si esto fuera real? ¿Y si pudiera suceder? Es decir: me interesa más la ciencia ficción que la fantasía. Así que debía utilizar un vehículo que la gente asociase con algo real, como son los documentales, las noticias, la estética de los medios de comunicación. Es la mejor manera de presentar un tema ficticio y engañar de alguna forma al público para que lo sintieran como algo mucho más creíble', dijo ayer Blomkamp en Madrid, que estuvo en España presentando su criatura.

Una historia creíble, sin duda, pero sin una necesaria moraleja: vale, District 9 habla de cuestiones como el racismo y la xenofobia hacia el otro, pero, según su director, 'no hay mensaje, porque eso implicaría tener una respuesta, y yo no tengo ninguna'. A Blomkamp le interesa el choque de razas, 'no sólo en África, donde hay choque entre blancos y negros, sino en todo el mundo, lo que ocurre con la inmigración ilegal y los refugiados. En este mundo globalizado, cada vez se dan más este tipo de conflictos entre razas y pueblos. Pero creo que no hay una respuesta. Me gustaría buscar y encontrar una solución, pero simplemente planteo temas que hoy vivimos, que nos atañen a todos, y que están ahí'.

Blomkamp se fue de Suráfrica a los 18, hasta Canadá (exactamente a Vancouver), y desde entonces, su interés por su Johannesburgo natal no hizo más que crecer. En 2005, rodó el cortometraje Alive in Jo'Burg, para, el cual hizo entrevistas a los habitantes de la ciudad sobre cómo les afectaba la inmigración llegada desde Zimbabue. Durante el rodaje llegó a ver 'algo espantoso: en la zona pobre, en los barrios bajos de la ciudad, los surafricanos comenzaron a agredir a estos ciudadanos de Zimbabue, a quemarlos vivos, matarlos, lo que conmocionó la ciudad'. Parte del material rodado entonces le ha valido para District 9, que también nace en parte de las cenizas del proyecto de adaptar a cine el vídeojuego de ciencia ficción Halo, detrás del cual estaban Jackson y Blomkamp, y que fue cancelado tras cinco meses.

'Quería mostrar los elementos fantásticos de la forma más vulgar'

Así que, dice Blomkamp, 'tengo mi ser creativo dividido en dos: una parte de mi cerebro quería hacer algo con Johannesburgo. Parte de mi corazón está en Suráfrica. Y la otra parte es dirigida por el director que hay en mí, que quiere hacer ciencia ficción. Un día me di cuenta de que podía unir ambas: Suráfrica y Johannesburgo y mi interés por la ciencia ficción. Era escenario ideal para hablar de este tema'.


El rodaje 'hiperreal' se llevó a cabo en los márgenes de Soweto, un barrio repleto de chabolas, que en su día fue consagrado como lugar de segregación por el Apartheid. Allí, el equipo se hizo con unas casuchas a punto de ser demolidas, incluida la basura y el hierro oxidado. El verano seco y amarillento y la polución de la ciudad hizo el resto: Blomkamp tenía el escenario que siempre soñó. 'Lo que quería era mostrar todos estos elementos fantásticos, como alienígenas, vehículos, armas, de la forma más corriente y vulgar posible, lo más normal. Muy cotidiana'.

El último punto en unir fue la elección de su amigo Sharlto Copley para interpretar al personaje principal, Wikus Van De Merwe, un afrikaner de manual: 'Es ese funcionario con gran respeto por las normas, un poco idiota, obsesionado con la burocracia y que hace cosas al pie de la letra. Y también es bastante aburrido'.

Copley es el verdadero centro de esta historia: él interpreta a un funcionario entregado al Gobierno en su trabajo por recluir a las huesudas gambas a un campo de concentración y convertido de pronto en la persona más perseguida de la Tierra: en su sangre guarda, por accidente, la clave para entender la tecnología alienígena. 'Un día, me di cuenta de que la clave es que este opresor pasivo y racista se convierta en oprimido. Es un poco como la historia del guardián nazi que se hace judío', dice.

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