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El divorcio de los Duques de Lugo es el tercero en la historia de la Casa Real

EFE

El divorcio de Doña Elena y Jaime de Marichalar, acordado ayer por ambos, es el tercero que se produce en la historia de la Casa Real española, tras los del Príncipe Alfonso de Borbón y el Infante Don Jaime, hijos de Alfonso XIII, y supone la tercera separación matrimonial de una Infanta desde 1900.

La primera Infanta en dar este paso fue Doña Eulalia, hija menor de Isabel II, que contrajo matrimonio en 1886 con su primo hermano Antonio María de Orleans, hijo de los Duques de Montpensier, y de quien se separó en 1900, lo que causó un escándalo en aquella época.

La suya fue una boda por intereses de Estado, ya que, tras la muerte de su hermano Alfonso XII en noviembre de 1885 sin heredero varón, era necesario aportar descendientes a la Familia Real, por lo que se aceleraron los trámites para su matrimonio, que aceptó por obediencia.

El 31 de mayo de 1900, el matrimonio firmó el acta de separación en el consulado español en París ante la presencia del embajador español, acto con el que se legalizaba una situación "de facto", ya que la pareja no aparecía junta en actos oficiales desde 1895.

Doña Eulalia se instaló definitivamente en el Palacio de Castilla, residencia de Isabel II en París, tras una decisión que fue aceptada por la familia Orleans, pero controvertida en la Corte y en el seno de la propia Familia Real.

Tras considerarse en 1910 desligada de cualquier obligación con la Familia Real, Doña Eulalia publicó un año después su libro "Al filo de la vida", en el que abogaba por el divorcio y defendía la emancipación femenina, lo que provocó una gran polémica en España.

También se separó de su esposo, el conde Zamoyski, la Infanta Isabel Alfonsa de Borbón, hija de la Infanta María de las Mercedes, primogénita de Alfonso XII.

Su boda, celebrada el 9 de marzo de 1929, fue la última de la Familia Real celebrada en España antes del exilio a que se vio obligada tras la proclamación de la Segunda República.

El matrimonio se instaló en Checoslovaquia, país de origen del esposo de la Infanta, donde él decidió explotar sus tierras y construir un balneario, pero las dificultades económicas y la fuerte personalidad de ambos cónyuges contribuyeron a hacer fracasar el matrimonio.

La Infanta decidió instalarse con sus cuatro hijos en Sevilla, donde su padre, el conde de Caserta, le compró una finca para que la explotara y fuera su medio de sustento.

Vivió una existencia singular para su rango, trabajando el campo y vendiendo sus productos, mientras su esposo fijaba su residencia en la localidad francesa de Cannes.

El primer miembro de la Casa Real española en divorciarse fue Don Alfonso de Borbón y Battemberg, hijo primogénito de Alfonso XIII, que lo hizo en dos ocasiones.

Casado en 1933 con la cubana Edelmira Sampedro-Ocejo y Robato, decisión que le apartó de la línea sucesoria, se separó de ella en mayo de 1937 en La Habana.

En julio de ese mismo año contrajo nuevo matrimonio con Marta Rocafort y Altazarra, de quien se divorció en enero de 1938, poco antes de su muerte.

El siguiente divorcio en la Familia Real estuvo protagonizado por el Infante Don Jaime, también hijo de Alfonso XIII, que en 1935 se casó con Enmanuella Dampierre y se divorció en 1947, dos años antes de contraer matrimonio con la cantante de ópera Charlotte Tiedemann.

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