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La doble vía de Obama: promete reducir el déficit y estimular la economía

El presidente demócrata intenta conjugar austeridad fiscal y creación de empleo con un nuevo plan cuya aprobación volverá a tener en contra a la mayoría republicana

BEATRIZ JUEZ

Barack Obama ha prometido a los estadounidenses la cuadratura del círculo: crear empleo en tiempos de austeridad, estimular más una economía que se asoma a otra recesión y al mismo tiempo reducir un déficit que en los últimos años se ha disparado. Y todo esto con un Congreso donde la oposición republicana torpedea por sistema sus iniciativas y la perspectiva de unas elecciones presidenciales que Obama encara con la popularidad bajo mínimos.

Con la vista en la reelección en 2012, Obama anunciará a principios de septiembre un plan para relanzar la economía, crear más empleos a corto plazo y reducir el déficit a largo plazo. Será un último intento para tratar de convencer a los estadounidenses de que la crisis y el dominio republicano en el Capitolio no le han paralizado, de que está tomando medidas para crear empleo y evitar la recaída de Estados Unidos, más de dos años después de que oficialmente terminase la última recesión.

'Cuando el Congreso vuelva a reunirse en septiembre, mi argumento básico va ser este: no deberíamos elegir entre poner nuestra casa fiscal en orden y crear empleo y crecimiento. No podemos permitirnos hacer sólo uno u otro, tenemos que hacer los dos', dijo Obama durante su reciente tour en autobús por el Medio Oeste. Obama anunciará los detalles del plan en un discurso a la nación que pronunciará después del Día del Trabajo, que en Estados Unidos se celebra el 5 de septiembre y que marca el inicio del curso político.

Obama propondrá, según la Casa Blanca, más inversiones públicas en infraestructuras, ayudas a los parados de larga duración y una bajada de impuestos a la clase media y a los empresarios que creen puestos de trabajo. Pese a su compromiso con la austeridad, el presidente cree que, con 14 millones de parados, un crecimiento anémico y el sector privado reacio a invertir, la economía todavía necesita estímulos públicos, aunque estos sean en proporciones homeopáticas y temporales.

Pero los planes de Obama tienen hoy por hoy pocas posibilidades de prosperar. El Partido Republicano, espoleado por el fundamentalismo antiestado del Tea party, controla la Cámara de Representantes. Y, como dejaron claro en julio durante la negociación para elevar el techo legal de endeudamiento, no están dispuestos a permitir más gasto ni a subir los impuestos a los más ricos.

El discurso de Obama responde en parte a la presión de la izquierda demócrata, impaciente con un presidente al que considera poco combativo y demasiado proclive a ceder a las presiones de la derecha. 'Obama no debería estar constreñido por lo que el Tea Party permita', escribe E. J. Dionne, columnista del Washington Post y miembro del think-tank (laboratorio de ideas) Brookings Institution. 'Ni la historia ni los votantes serán amables con él si permite que la prudencia y el cálculo político se interpongan en su camino', añade Dionne, quien teme que el plan de Obama sea demasiado modesto y le pide ambición parainvertir en carreteras, puentes, transporte y escuelas.

Tras años de estímulos y rescates, sin embargo, la mayoría republicana en la Cámara de Representantes ha impuesto la agenda de la austeridad que los gobiernos europeos llevan meses poniendo en práctica. El riesgo es que la pasividad de Washington ante las amenazas para la economía precipite una recesión.

Para la derecha, el problema es el contrario: el paro elevado y el estancamiento serían, según esta visión, la prueba del fracaso de las políticas de estímulo.

'Obama ha envuelto constantemente la fracasada política económica redistributiva keynesiana en retórica sobre lo avariciosos que son los ricos y una retórica anacrónica similar de lucha de clases. En vez de reconocer que las políticas no funcionan, busca a gente a quien echarle la culpa', declara a Público Arthur Brooks, presidente del American Enterprise Institute (AEI), el think-tank conservador más influyente de Estados Unidos.

El presidente del AEI le daría un consejo a Obama: 'Para crear empleo, quítate del camino de los empresarios', dice este defensor a ultranza de la libre empresa. Según Brooks, la Casa Blanca debería rebajar los impuestos a las empresas y hacer una verdadera reforma fiscal. 'Los planes de estímulo y el empleo público no ayudarán a la economía, sino más bien ralentizarán el crecimiento económico y destruirán la recuperación del sector privado', añade el presidente del AEI.

Respecto a la promesa de Obama de ocuparse también de reducir el déficit, Brooks recomienda ir al hueso de la cuestión, a los programas que constituyen la base del Estado del bienestar en Estados Unidos. 'Mientras no cambie Medicare (la sanidad pública para los ancianos), Medicaid (la sanidad pública para los más pobres) y la Seguridad Social que sabemos bien como hacerlo no será totalmente serio a la hora de reducir el déficit y será cómplice del crepúsculo económico de Estados Unidos', advierte.

La batalla es ideológica. Las posiciones de demócratas y republicanos son difíciles de conciliar. Salvo sorpresas, las medidas que propondrá Obama tienen poco re-corrido en el Congreso. Peroel discurso de septiembre le servirá para definir el contraste entre demócratas y republicanos. Entre los que todavía creen que el estado puede tener un papel en la economía y los que consideran que este papel debe reducirse al mínimo. Esta será la batalla que definirá las elecciones presidenciales de 2012.

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