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El dudoso enviado de Gaddafi

SUSANA R. ARENES

Algunos de los que han tratado en el proceloso mundo de los negocios con Ángel de Cabo le llamaban a sus espaldas el Fontanero, porque a eso se dedicaba antes de comprar empresas en dificultades, o de liquidarlas, como afirman empresarios que lo conocen.

Casado y con un hijo, el nuevo dueño de Marsans ha creado un entramado de empresas junto con Gabriel Segura, administrador único de Aszendia, especializada en comprar sociedades al borde de la quiebra y que asesoró en la negociación de la venta de Marsans. Aszendia, creada en 2008 y en la que Ángel de Cabo es apoderado, ha sido el núcleo desde el que han ido comprando empresas, como NFD (se especuló con que iba a adquirir Marsans) o las constructoras Azagra o Vías, Canales y Puertos, según fuentes empresariales. Al tándem se unió Iván Losada, que comparte empresas con De Cabo y es desde anteayer el nuevo director general de Marsans.

Sin formación ni carrera, De Cabo tiene fama de duro y ha logrado una amplia red de contactos en un tiempo récord. Algunos, sospechosos: es amigo de Josep Xicola, que llevó a la quiebra a Fincas Corral y fue detenido el mes pasado por presunta estafa. Xicola quiso comprar la cerrada Air Comet, que al final se queda De Cabo.

Quienes conocen a Ángel de Cabo dicen que él mismo lanzó el bulo de que era el representante de un fondo del Gobierno de Muamar Gaddafi. Lo cierto es que llegó a ir a Libia para ver a un alto cargo del dictador en un intento de lograr un megacontrato de complejo turístico y residencial. Pero nunca se concretó por falta de avales. Eso no impidió que Azagra, propiedad de los socios de De Cabo, Losada y Segura, pagara un anuncio en Canal Nou promocionando el gran proyecto (fallido) en Libia.

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