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Dulces y paseos en carruaje entre murallas

Celia, trabajadora social, guía de los contrastes de la excolonia española

PAULA DÍAZ

Los contrastes son la característica principal de la ciudad colombiana de Cartagena de Indias. Dulce y salado, barato y caro, ricos y pobres, violencia y paz se entremezclan en casi todos los barrios de esta antigua colonia española.

El mar Caribe, que baña los 19 kilómetros de playa del área urbana, ofrece a cartageneros y visitantes todos los beneficios de una ciudad con mar. El centro amurallado, por otro lado, recuerda a antiguas batallas ocurridas entre los siglos XVI y XVIII.

'Los estudiantes colombianos beben en la calle: es más barato y aquí no está prohibido'

'Es fantástico pasar las noches en las murallas, sentados, recibiendo la brisa marina y viendo el agua en calma: no se diferencia el mar del cielo, no se ve el horizonte, todo tiene el mismo color azul oscuro. A eso le sumas calorcito, sin apenas nubes, y es genial', relata Celia Pardo.

Esta trabajadora social, vallisoletana de 22 años, lleva casi un año viviendo en Colombia. Llegó con una beca de formación de tres meses de duración en septiembre de 2010, pero se quedó a vivir con su novio, Richard, y a trabajar con varias ONG.

En la corporación ambiental y social Caño Juan Angola, con la que colabora actualmente, forman a mujeres en programas de cocina y costura e incluso ofrecen microcréditos para que puedan montar pequeñas empresas. De la gente del lugar, Celia destaca su 'generosidad': 'No tienen un peso, pero siempre te ofrecen un vaso de jugo si vas a visitarles'.

A Celia también le llama la atención la mayoritaria 'fe en Dios' y el 'machismo tan fuerte que existe'. En resumen: 'Aquí están como España cuando Franco'. Aunque lo que más le impresionó al llegar fue 'lo acostumbrados que están a la muerte, la droga, las peleas, los atracos, los malos tratos...'.

A pesar de todo, Celia garantiza que Cartagena es una ciudad segura porque está 'hecha para turistas' y universitarios. En la Plaza de San Diego, donde se encuentra uno de los hoteles más caros [el Santa Clara], a menudo se ven famosos mezclados entre los artesanos lugareños que se dedican a la venta ambulante. 'Los estudiantes, normalmente, beben en la calle, más barato, porque aquí no está prohibido', explica la viajera.

Hablando de Colombia resulta imprescindible, también, hablar de café. En Cartagena de Indias 'hay unos señores por toda la ciudad que venden tintos: vasos pequeños de café que solo cuestan entre 300 y 500 pesos [menos de 20 céntimos de euro], dependiendo del tamaño'. Eso sí, 'el buen café colombiano es sólo para turistas porque es muy caro para los lugareños', aclara Celia.

En cuanto a la gastronomía, ella recomienda la 'gran variedad de frutas tropicales' del barrio de Getsemaní, los fritos de la costa o un 'almuerzo típico de arroz, frijoles y patacón'. Y en cuanto a las fotos imprescindibles, 'la típica Torre del Reloj y la Plaza de los Coches, donde hay cocheros que llevan a los turistas a recorrer el centro amurallado en carruaje'. 'Ahí también está el Portón de los Dulces, donde se puede ver a las palenqueras con los patacones de dulces encima de la cabeza: de leche, de tamarindo, de coco...', recomienda Celia. ¿Y la marcha? 'Un bar de salsa del Portón de los Mártires que es asequible para la gente de aquí'. Porque, como asegura nuestra viajera, en Cartagena, 'se vive menos, pero mejor'.

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