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La Edad de Oro de los Ballets Rusos, en el museo Victoria and Albert de Londres

EFE

El museo Victoria & Albert, de Londres, dedica su gran exposición de otoño a la Edad de Oro de los Ballets Rusos (1909-1929), del famoso empresario ruso Serge Diaghilev (1872-1929).

Se trata de una exposición multimedia que interesará, cuando no fascinará directamente, a los amantes del ballet, del teatro, de la música y de las artes en general.

El genio de Diaghilev consistió en efecto en combinar distintas artes para crear un espectáculo total, que revolucionó la danza clásica, reuniendo en torno suyo no sólo a los mejores bailarines y coreógrafos, sino también a los más destacados compositores, diseñadores y artistas de vanguardia.

Entre los primeros puede citarse a Balanchine, Fokine, Massine y Nijinski o su hermana, Nijinska; entre los pintores, a Picasso, a Braque, a Derain, a Giorgio Chirico o a los rusos Leon Bakst, Natalia Goncharova o Mijail Larionov, y entre los músicos, a Stravinsky, a Ravel, a Manuel de Falla, a Satie, a Prokofiev o a Debussy.

La retrospectiva, que podrá verse hasta el 9 de enero del próximo año, celebra además su profunda influencia en el arte y la moda a lo largo del siglo XX, que llega hasta diseñadores modernos como Yves Saint-Laurent.

La hábil combinación de vídeo, audio y fotografía, con proyecciones de antiguas filmaciones de coreografías, por ejemplo la original de "La consagración de la primavera", de Nijinsky, de 1913, en contraste con otras de coreógrafas más modernas, como la de la alemana Pina Bausch, de 1974, hace que el visitante reviva la excitación que en su día produjeron esos espectáculos tremendamente rompedores.

Así, la coreografía de Nijinski de esa obra genial de Stravinsky, que incluye el sacrificio ritual en escena de una joven, constituyó en su estreno en París tal escándalo, que sólo hubo cinco representaciones.

Consciente de lo que se le venía encima, Diaghilev dio instrucciones a los bailarines y a la orquesta de que no dejasen de tocar un momento, aunque el público interrumpiese con sus gritos y protestas la representación.

Entre los más de trescientos objetos reunidos destacan dos telones monumentales, ambos propiedad del museo londinense: uno es el creado por Picasso para "Le train bleu", ballet con música de Darius Milhaud y coreografía de Bronislava Nijinska, que representa a dos mujeres corriendo por una playa.

El segundo, aún más gigantesco, es el que creó la pintora Natalia Goncharova para "El pájaro de fuego", de Stravinsky, con coreografía de Mijail Fokin, y que representa la silueta de una ciudad medieval rusa.

También se muestran los dibujos que hizo Picasso de figurines para "El sombrero de tres picos", de Manuel de Falla, o los trajes enormes que diseñó el genio español para el ballet "Parade", de Erik Satie, con guión del poeta Jean Cocteau y coreografía de Massine.

Esos trajes, con fuertes elementos cubistas, que representaban en un caso un rascacielos y en otro un bulevar arbolado, eran tan vistosos como engorrosos para los propios bailarines, cuyos movimientos dificultaban enormemente.

También Henri Matisse diseñó en una ocasión trajes para los Ballets rusos, concretamente para un espectáculo inspirado por el cuento "El ruiseñor", del danés Andersen, pero quedó tan harto de Diaghilev que se negó a volver a colaborar con él: "Es una serpiente. Sólo se preocupa de sí mismo y de sus negocios", escribió.

La exposición de la V&A comienza con la vida de Diaghilev en San Petersburgo durante la época imperial, con documentos relacionados con la coronación del último zar y joyas del famoso Fabergé, y documenta hasta sus primeras producciones en París, donde se abrió paso rápidamente, y llega hasta los Veinte, años en los que los Ballets Rusos lograron un gran prestigio dentro del panorama cultural europeo.

También se muestran en ellas fotografías de las giras por Estados Unidos, América del Sur o España, adonde viajaron los Ballets Rusos en 1918.

Muchas de esas imágenes eran propiedad del bailarín polaco Stanislav Idzikowski, que comenzó a colaborar con los Ballets en 1915, y muestran a los miembros de la compañía en distintos lugares, entre ellos el patio de los Leones de La Alhambra.

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