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EEUU pone un billón para activos tóxicos

El precio se determinará mediante subastas // El plan, el más agresivo para sanear la banca, desata la euforia de Wall Street

ISABEL PIQUER

El secretario del Tesoro estadounidense, Timothy Geithner, presentó ayer los detalles del nuevo plan de la Administración de Obama para sanear el sistema financiero con una ambiciosa iniciativa público-privada que lo limpie de los activos tóxicos ligados a las hipotecas basura. El Departamento del Tesoro, la Reserva Federal, el Fondo de Garantía de Depósitos (FDIC, según sus siglas en inglés) e inversores privados invertirán entre 500.000 millones y un billón de dólares (hasta 736.000 millones de euros) en la compra de los activos invendibles que ahogan a los bancos.

“Esperar simplemente que los bancos se limpien poco a poco de los activos heredados supone el riesgo de prolongar una crisis financiera, como pasó en Japón”, aseguró el Tesoro en un comunicado.

La FDIC asesorará a los bancos que quieran deshacerse de estos activos, que serán subastados al mejor postor, y brindará una ayuda financiera a los inversores que quieran adquirirlas. Por cada 100 dólares de activos tóxicos, el sector privado pondrá 7 dólares, el Gobierno otros 7, el resto se cubrirá con préstamos preferenciales. Parte de los fondos (entre 75.000 y 100.000 millones de dólares) procederán del plan de rescate que Washington puso en marcha en octubre.

Para animar a fondos de inversión, fondos de pensiones u otros inversores, el Tesoro especificó que las restricciones en las primas incluidas en otros programas de rescate, tras el escándalo de los bonus millonarios de AIG, no se aplicarían a este nuevo plan.

Sólo papel y lápiz

A la vista de las escasas dotes de comunicación del responsable del Tesoro (cuando anunció en una comparecencia pública hace unas semanas las grandes líneas de este nuevo rescate la bolsa se hundió) el Gobierno eligió un formato inusitado: una reunión con la prensa a la que sólo se podía ir con bolígrafo y bloc de notas, sin grabadoras ni cámaras; un artículo de opinión de Geithner en el The Wall Street Journal y unas breves declaraciones del presidente Barak Obama en la Casa Blanca, en las que subrayó que “confía firmemente” en este plan de auxilio bancario. La estrategia funcionó: Wall Street reaccionó con sus mayores subidas en cinco meses.

Esta es la última de las iniciativas lanzadas en los últimos meses por Washington para sacar a EEUU de la recesión. La semana pasada, la Reserva Federal anunció que comprará bonos del Tesoro de largo plazo y más títulos hipotecarios y de deuda por un total de 1,15 billones (843.000 millones de euros), en un intento de abaratar el crédito. Hace un mes, Obama anunció un programa de 750.000 millones de dólares (550.000 millones de euros) para aliviar a los estadounidenses ahogados por sus hipotecas. Junto a ello, está el plan de estímulo económico por valor de 787.000 millones (577.000 millones de euros), aprobado recientemente.

El director del Servicio de Estudios de BBVA, José Luis Escrivá, aseguró que este nuevo plan le da “buena impresión”, porque es un “intento ambicioso” de dar liquidez a las entidades financieras y poner un suelo al precio de los activos tóxicos, algo muy importante para intentar incentivar el crédito en EEUU. Escrivá consideró muy innovador y positivo que se intente involucrar al capital privado en este proceso de saneamiento, porque así se hará mucho más rápido, informa Virginia Zafra.

De otro lado, el comercio mundial caerá en volumen en el 2009 un 9%, su mayor retroceso desde la Segunda Guerra Mundial, a causa de la desaceleración económica, según la Organización Mundial del Comercio (OMC). “La contracción en los países desarrollados será particularmente severa y habrá una caída de las exportaciones del 10%”, indica un informe de la OMC.

 

La polémica generada por los millonarios ‘bonus’ asignados a los directivos de AIG ha provocado que otras entidades y gobiernos estén anunciando medidas para retirar o paralizar estas gratificaciones. Por ejemplo, el grupo bancario holandés ING ha pedido a sus altos ejecutivos que renuncien a las primas correspondientes a 2008. Unos 4.000 empleados de la entidad se repartieron unos 300 millones de euros el año pasado. Los responsables de ING admiten que es “imposible” recuperar todo, por lo que pide a los 1.200 altos directivos que las devuelvan. “Es una petición moral”, como la ha calificado Jam Hommen, presidente del Consejo de Supervisión del grupo.

Los que, de momento, han renunciado son los principales ejecutivos del banco francés Société Générale, ante la presión del Gobierno. La semana pasada, en vísperas de la movilización de los sindicatos, se conoció que los directivos del banco tenían derecho a unas importantes cantidades por sus ‘stock options’ (opciones sobre acciones), lo que provocó fuertes críticas desde diversos miembros del Gobierno. La prensa gala publicaba ayer que el Ministerio de Finanzas prepara una ley para regular los salarios de los directivos de las grandes empresas.

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