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Los efectos paradójicos del debate

Tras el debate, la distancia entre Zapatero y Rajoy se ha incrementado en siete puntos ahora más de un 60% cree que ganará el líder del PSOE

JOSÉ LUIS DE AZUARRAGA

Todas las encuestas realizadas tras el primer debate, incluso las que estaban previamente sesgadas a favor de Mariano Rajoy, dieron como ganador a José Luis Rodríguez Zapatero.

Sin embargo, si se consideran las imágenes que los dos candidatos transmitieron en el debate, puede apreciarse que, aunque Zapatero supera claramente a Rajoy en todos los aspectos de perfil personal, suscitando la adhesión de los espectadores, que se identificaron con él mucho más que con su adversario, en los aspectos básicos de discurso -claridad y firmeza- la imagen que transmitió fue deficiente, y le superó el presidente del PP.

El discurso de Rajoy -como su actuación a lo largo de casi toda la legislatura- fue puramente negativo y demasiado agresivo; pero fue firme y claro. El de Zapatero trató de ser más positivo y exponer ideas, y resultó más sincero y más convincente, pero -forzado por un formato que concedía siempre la iniciativa a su adversario- su discurso resultó confuso, defensivo y flojo. Esto puede explicar los efectos paradójicos que se detectan en los resultados de la encuesta continua que realiza Público.

Victoria sin votos

En las entrevistas realizadas durante las tres jornadas previas al cara a cara, el PSOE alcanzó su mejor resultado y su mayor ventaja sobre el PP desde que en septiembre se iniciaron las encuestas del Publiscopio: una estimación de voto del 45,3%, con 6,8 puntos de ventaja sobre el primer partido de la oposición.

Tres días después del debate, la estimación de voto socialista no ha crecido y la ventaja sobre el PP ha bajado medio punto. Esto indica claramente que, pese a ganarlo Zapatero en la opinión de la audiencia, el primer debate no ha supuesto una mejora de voto del PSOE. En parte puede explicarse ese efecto porque, con un voto estimado en torno al 45%, el PSOE está en un techo que es difícilmente superable. Sólo en 1982, con una oposición en proceso de desintegración, el partido ganador superó ese techo; todas las demás mayorías del PSOE y del PP se obtuvieron con porcentajes de voto por debajo del 45%.

Una ventaja amplia

Pero queda, en todo caso, el hecho de que la victoria de Zapatero en el primer debate no añadió voto al PSOE y, paradójicamente, acortó algo la distancia con el PP. La ventaja socialista sigue siendo amplia, pero no ha mejorado.

En cambio, el efecto del cara a cara parece haber sido importante en otro aspecto de las opiniones de los electores: en cuanto a su pronóstico del resultado. En el último tracking previo al debate, un mayoritario 53,9% de los electores creían que ganaría las elecciones Zapatero y un exiguo 11,7% confiaba en la victoria de Rajoy.

Tras el debate, la distancia entre uno y otro se ha incrementado en siete puntos: ahora más de un 60% cree que ganará el líder del PSOE y sólo un 10,4% espera que gane el presidente del PP. La agresividad de Rajoy en el debate parece haber transmitido, no la idea de que puede ganar, sino la de que es el perdedor seguro...

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