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"Para eliminar el hambre hay que cambiar el modelo agrícola"

Al frente de la organización Vía Campesina, el agricultor indonesio Henry Saragih denuncia las políticas neoliberales que han causado la crisis alimentaria mundial

MAR CENTENERA

Es muy crítico con la Reunión sobre Seguridad Alimentaria. ¿Por qué?

El principal error es que no analiza en profundidad qué provocó la crisis de los alimentos; por qué el hambre sigue aumentando en vez de disminuir. Las recetas neoliberales de la FAO, del FMI, del Banco Mundial y de la Organización Mundial del Comercio no funcionan, pero aún así ellos protagonizan la cumbre. La producción alimentaria está mayoritariamente en manos de campesinos, pero a nosotros no nos dejan hablar, nos invitan como espectadores.

¿La solución pasa por la soberanía alimentaria?

Sí. Cada país, cada sociedad tiene derecho a producir sus propios alimentos, a protegerlos. Pero este principio se vulnera sistemáticamente. La OMC prohibe que los países puedan producir sus propios alimentos, los tienen que exportar, que ofrecer al mercado y abrir sus puertas a los productos extranjeros. Pero la UE, EEUU y Japón quedan exentos de estas reglas hipócritas.

¿Funcionaría mejor si ellos eliminasen los subsidios?

El fracaso aún sería mayor. Es necesario subvencionar a los agricultores, devolver los recursos naturales que se han privatizado a la población y repartir la tierra. Algunos países han empezado a actuar así desde la crisis.

¿Como Bolivia, que vota hoy cuál es la extensión de tierra máxima permitida?

Sí, y este es un ejemplo interesante. ¿Cómo es posible que Bolivia no tenga un lugar destacado en la cumbre? Es una cumbre sin legitimación. Sólo legitima el hambre. Hay que tener movimientos sociales fuertes y presionar a los gobiernos y a la ONU para rehacer el modelo agrícola. Sólo así se puede eliminar el hambre.

¿Y para controlar a las grandes corporaciones?

Si se opta por la soberanía alimentaria, las grandes corporaciones pierden poder. Ahora los gobiernos no pueden controlarlas, hacen lo que quieren. Están comprando tierra en África para cultivar arroz, soja, maíz... Su tesis es clara: cuantos menos campesinos, mejor. Si hay pocos productores, pueden subir y bajar los precios a su antojo. Y más aún, si les seguimos dejando que controlen las semillas, el transporte y la comercialización.

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