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Enfermedad meningocócica genera riesgo de déficit neurológicos

Reuters

Por Martha Kerr

La dolencia meningocócicainvasiva es común entre los adolescentes y no suele provocarenfermedad severa pero, en algunos casos, genera una serie dedéficit, como depresión, bajos logros escolares y mala calidadde vida, informaron investigadores.

Los resultados del estudio fueron publicados en la ediciónde marzo de la revista Pediatrics.

El equipo del doctor Russell Viner, del University Collegede Londres, en Gran Bretaña, realizó un estudio controladosobre 101 adolescentes de 15 a 19 años que contrajeron laenfermedad y a los cuales comparó con igual cantidad de"controles".

La enfermedad meningocócica es una infección bacterianagrave relativamente rara. Aunque la mayoría de las personasexpuestas al germen meningocócico no se enferma gravemente,algunas pueden desarrollar fiebre, dolor de cabeza, vómitos,tortícolis y erupción cutánea.

Los investigadores evaluaron el estado de salud mental yfísica de los jóvenes entre 18 y 36 meses después de laresolución de la dolencia, junto con análisis de funcionamientoescolar, social y vocacional y sobre autosuficiencia y calidadde vida.

Más de la mitad de los sobrevivientes de la enfermedadmeningocócica (el 57 por ciento) presentaba efectos "físicosimportantes de la infección", hallaron los autores.

Los pacientes también tenían niveles significativamentemayores de depresión, mala calidad de vida, fatiga y menosrespaldo social que los controles. La menor edad se relacionócon mayores déficit cognitivos.

Sólo la mitad de los casos "informaron algún seguimientomédico después de la enfermedad meningocócica invasiva", dijoViner a Reuters Health.

"Necesitamos un seguimiento de rutina a estosadolescentes", indicó el experto. "Hacemos esto bien en losniños menores pero no en los adolescentes. Tenemos quecontrolar problemas más sutiles como la depresión y las fallasescolares", señaló el autor.

"Estamos desarrollando nuevas herramientas para ayudar alos médicos de cabecera a lograrlo", agregó Viner.

FUENTE: Pediatrics, marzo del 2009

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