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La escritora Camilla Lackberg afirma que el partido xenófobo le va a causar problemas a Suecia

EFE

La escritora sueca Camilla Lackberg considera que la entrada en el Parlamento del partido xenófobo Demócratas de Suecia, de raíces neonazis, traerá "muchos" problemas a su país y por eso ha "necesitado" escribir sobre ello, porque "hablar de los miedos, de los fantasmas, ayuda a que desaparezcan".

Lackberg acaba de publicar en español "Las huellas imborrables" (Maeva), el quinto libro de la saga criminal iniciada con "La princesa de hielo", en el que de nuevo la pareja formada por la escritora Erika Falck y el policía Patrick Hedström conjuga la vida marital con la resolución de retorcidos crímenes, en este caso precisamente relacionados con el nazismo y la xenofobia.

El libro, el quinto de los ocho que hasta ahora ha escrito la autora, se situó nada más publicarse en España entre los tres más vendidos, y esta vez combina pasado y presente, mezclando la Suecia de la II Guerra Mundial con los brotes racistas de la actualidad, un crimen inconfesable oculto durante años y, de propina, los problemas de la conciliación familiar y laboral.

"El día en que ese partido llegó al Parlamento -logró 20 diputados- fue un día triste para mí", señala la autora en una entrevista con Efe en la que adelanta que en el octavo libro de la serie, que se publica en Suecia en otoño y no se traducirá al español hasta 2014, ridiculiza "mucho" a la cámara de representantes de su país y a este partido en concreto.

Aunque la línea argumental de "Las huellas imborrables" no se la dio la actualidad política sueca, sino una lectora que le comentó que en el pequeño pueblo costero de Fjallbacka, donde nació Lackberg y se desarrollan sus novelas, ocurrieron cosas muy interesantes durante la II Guerra Mundial.

"Empecé a investigar y descubrí que por la cercanía con la costa noruega la gente de Fjallbacka ayudó mucho a sus vecinos (invadidos por Alemania), ayudaron a escapar a personas de la resistencia, pasaban comida, armas... y todo eso me dio muchas ideas", explica la escritora.

Se documentó exhaustivamente y también tuvo que incluir suposiciones, pero la constatación de que había reflejado la realidad de aquellos días le llegó cuando supo la historia de una mujer, ya mayor, que a los 19 años estuvo en una de las cárceles nazis en Noruega por pertenecer a la resistencia.

La señora había pedido a sus hijos que leyeran el libro de Lackberg porque "esa era su historia", recuerda la escritora con lágrimas en sus grandes ojos azules.

Y es que para Camilla Lackberg, adicta a las series policíacas y al café, "lo mejor de escribir es cuando sabes que lo que has reflejado es lo correcto, que has captado la esencia".

Otro de los rasgos característicos de Lackberg son los muchos frentes que abre en sus libros, donde nuevos y viejos personajes suman docenas, cada uno con algún problema o asunto que se añade a la trama principal. En este caso, en el cóctel hay guerra, nazismo, lesbianas a punto de ser madres, alzheimer, adolescentes rebeldes, un padre de baja paternal que no sabe bien de qué va la cosa ...

"¡Pero es que eso es la vida real!", exclama la escritora. "Si miras a tu alrededor tienes diez asuntos a la vez, o los tienen tu familia y tus amigos. ¿Por qué simplificar? Los libros tienen que ser un espejo en la realidad", sostiene esta autora más interesada en la psicología familiar y la vida en un pueblo pequeño que en los asuntos de gángsters y el terrorismo global.

Ahí radica, arguye, el éxito de sus novelas, que se venden como churros en toda Europa. Hace evolucionar la vida de Patrick y Erika "como la de cualquier persona", y de hecho vuelca en sus libros muchas vivencias propias.

"He vivido con ellos diez y los siento muy cercanos. Es un poco triste que mis dos mejores amigos sean dos personas que no existen, paso más tiempo con ellos que con mi familia", ironiza.

Tanto, que Erika y Camilla casi se han mimetizado. La escritora es bastante popular en Suecia, pero lo fue más todavía cuando se divorció del economista con el que estaba casada para después casarse con un policía, igual que su personaje.

"Sí, toda escritora de novelas criminales debería poner un 'poli' en su vida, te ahorras mucha documentación", bromea.

También explica que ella y sus colegas de profesión se toman con humor la insistente pregunta sobre el fenómeno Stieg Larsson.

"Entendemos que concita un enorme interés y nos ha abierto muchas puertas. Cuando una de nosotras regresa de gira, le preguntamos con sorna si le hicieron "la" pregunta", cuenta Lackberg, cuya principal influencia es Agatha Christie.

Y a diferencia de otros autores, no cree que la fascinación de los suecos por el crimen venga del asesinato irresoluto de Olof Palme. "Creo que es más por la larga y oscura noche -el invierno nórdico-, tenemos mucho tiempo para leer y escribir", concluye.

Lorena Cantó

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