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"Escuché disparos y, de repente, sangraba"

Los tiros de la Policía hondureña alcanzan a viandantes

D. LOZANO

Javier Maldonado se retira la sábana para enseñar el costurón en carne viva de su estómago. No puede contener las lágrimas. Tiene 18 años y trabaja en la construcción. 'Venía de comprar unas tajaditas, a una cuadra de mi casa en Las Cañadas. La Resistencia andaba por allí, en toque de queda. Se paró un carro y dispararon. Noté el impacto'. Una ráfaga alcanzó a Javier, que nada tiene que ver ni con unos ni con otros.

Su familia ha presentado denuncia tras la agresión del escuadrón de la muerte, que se produjo el jueves. 'Dicen que son agentes de civil', protesta un hermano.

Estamos en el Hospital Escuela de Tegucigalpa, el mayor de Honduras. Vida y muerte a flor de piel. Varias enfermeras confesaron a Público que hay heridos que prefieren evitar el hospital, 'porque la Policía les persigue hasta aquí'.

En Urgencias, Emerson Martínez, de 20 años, cuenta las horas para salir de este pequeño infierno. 'Salí a contestar una llamada, escuché unos disparos y de repente sangraba por el brazo. Eran 20 policías, disparando y lanzando gases. Cerca de allí había bochinche de la Resistencia'.

La última víctima mortal era asmática e inhaló gas ante la embajada brasileña

Emerson, de 20 años y que vive en Reparto Porbajo, es otra de las víctimas inocentes de la represión. Tuvo mucha suerte, el disparo sólo se ensañó con su brazo. Suerte que abandonó para siempre a los tres muertos registrados por el Comité para la Defensa de los Derechos Humanos (Codeh) desde el regreso de Zelaya. La última víctima se llama Wendy Ávila, 'una de nuestras motorizadas', señalaron a Público miembros de la Resistencia. Wendy sufría asma e inhaló gases durante la carga del martes en la embajada brasileña. Los familiares instalarán su capilla ardiente en el cuartel general de los zelayistas.

Las otras víctimas mortales son Francisco Alvarado, de 65 años, quien recibió un balazo perdido de un fusil militar de asalto M-16 y José Perdomo, de 18, tiroteado en un retén de la Policía en San Pedro Sula, según la investigación de Pavón.

Más de 20 heridos de bala, como Maldonado y Martínez, 33 lesionados graves y 66 toleteados (golpeados con la porra kilométrica de la Policía) completan el parte de estos días.

Como Daniel Martínez, mecánico de 51 años y miembro de la Resistencia. 'Los militares me dieron por todos los lados con los garrotes'. Su cuerpo es un mapa de la ira: brecha de 15 centímetros en la cabeza, hematomas en espalda, costados, piernas, brazos 'Me toletearon todito', dice llanamente.

Escuadrones de la muerte abren fuego en la calle contra los manifestantes

La Resistencia eleva la cifra de estos tres meses tras el golpe a más de 100 fallecidos. El Codeh confirma estos 'asesinatos', que incluyen a Isis Murillo, tiroteado en el aeropuerto, y al profesor Roger Vallejo, víctima de disparos durante una manifestación en Comayagüela. Estas cifras son de difícil contraste, dada la ausencia de información oficial y la precariedad de los registros en morgues y hospitales.

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