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España acoge ya a un preso palestino de Guantánamo

Un segundo preso, de origen Yemení, podría llegar en los próximos días

PEDRO ÁGUEDA

El palestino Walid Hijazi es el primer ex preso de Guantánamo que acoge España, de acuerdo al compromiso alcanzado por los gobiernos de Madrid y Washington. Desde la madrugada de ayer, Hijazi es un extranjero con residencia legal que intentará rehacer su vida en una ciudad de tamaño medio ubicada en el norte de España.

El joven, de 29 años, aterrizó la pasada madrugada en la base militar de Torrejón a bordo de un avión de las Fuerzas Aéreas estadounidenses. El aparato había despegado el día anterior de Guantánamo con destino a Albania, donde dejó a otros tres reclusos. Hijazi fue trasladado en primer lugar a dependencias policiales para regularizar su situación, recibiendo la documentación que avala su residencia legal en España. A continuación, miembros de las Fuerzas de Seguridad del Estado lo trasladaron a su destino definitivo.

Interior ha evitado una localidad pequeña para ubicar a Hijazi, donde hubiera llamado rápidamente la atención. Finalmente ha optado por una ciudad media en la que la policía no ha detectado presencia alguna de radicales islamistas. Allí se le ha facilitado un lugar donde vivir, siempre con la colaboración de la Administración local y autonómica. El objetivo del Gobierno español es que en un tiempo prudencial pueda encontrar un trabajo y subsistir por sí mismo. Para ello, el palestino tendrá que sortear la barrera del idioma, ya que ni siquiera habla inglés.

La llegada de Hijazi se produce nueve meses después de que el Ejecutivo accediese a colaborar con Estados Unidos en el cierre de la cárcel, uno de los puntos estrella del programa electoral de Barack Obama. El enviado especial del Gobierno estadounidense, Dan Fried, pidió en junio a España que se hiciese cargo de cinco reclusos, cuatro tunecinos y un yemení, pero el exhaustivo análisis ordenado por el Ministerio del Interior a los Servicios de Información reveló enseguida que esa cifra iba a ser difícil de alcanzar. Para empezar, los expertos rechazaron el perfil de los cuatro tunecinos de forma tajante, siempre bajo la premisa de la seguridad nacional.

Tres sirios, dos palestinos y otros tantos libios formaron el segundo grupo analizado, así hasta una treintena de internos examinados en casi nueve meses, todos incluidos en la categoría cleared for release, sobre los que no pesan cargos. El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, visitó en octubre por primera vez la Casa Blanca con la oferta de Hijazi y un yemení en la cartera, pero Washington continuó presionando.

Hijazi procede de Gaza. A los veinte años no soportaba ya la asfixia a la que los israelíes someten la franja y puso rumbo a Arabia Saudí. Un proceso de radicalización religiosa lo llevó a idealizar el régimen de los talibanes y a alistarse junto a ellos en la zona fronteriza de Pakistán con su vecino Afganistán. Poco después de la masacre en Nueva York, el espionaje paquistaní lo caputró y se lo entregó a la CIA.

Los Servicios de Información españoles han comprobado que no llegó a combatir ni a participar en atentados y que no guarda ninguna vinculación con Al Qaeda u organizaciones satélites. Estos mismos requisitos cumple el yemení que llegará a España en las próximas semanas.

A pesar de que el ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Angel Moratinos, lanzó la cifra de cinco presos el 15 de febrero, aún no han sido seleccionados los otros tres que podrían acompañar a Hijazi y al yemení. De alcanzarse ese número, España se convertiría en el país de la Unión Europea que ha hecho un esfuerzo mayor por cerrar la cárcel de Guantánamo, por delante de Italia, con tres presos, o Francia, que alberga un recluso.

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