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Las espiritualidad abstracta de Mascaró se encaja en el monasterio de Silos

EFE

Las esculturas en hierro de Xavier Mascaró han encajado hoy su espiritualidad abstracta en la abadía de Santo Domingo de Silos, donde estarán expuestas hasta el 4 de mayo, en un diálogo que reinterpreta y moderniza los símbolos de la tradición religiosa del siglo X.

Once esculturas de hierro, combinado con piedra, cristal y bronce, y cuatro dibujos, componen la muestra, la número 23 de las que organiza desde el año 2000 el Museo Reina Sofía en colaboración con la Abadía y la Cámara de Comercio e Industria de Burgos en esa localidad y que ha sido inaugurada hoy por sus responsables.

"Lo que se establece es un diálogo entre otro tiempo y el actual, de este siglo con el X, jugando con las referencias religiosas, y colocando las esculturas tal y como se ponían los elementos litúrgicos en estos espacios", ha resumido en declaraciones a Efe el artista, nacido en París en 1965 y que vive en la actualidad a caballo entre Nueva York y Madrid.

"Quería que los materiales, escalas y colocación tuvieran un significado espiritual, abstracto pero espiritual", ha indicado Mascaró, que destaca de entre todas las piezas que se exhiben en el subterráneo del claustro de la Abadía la titulada "Departure", el esqueleto en hierro de una barca con velas de tela envejecida.

Si esa nave abre la exposición en la otra "nave" religiosa, al fondo de la cueva Mascaró ha colocado, "con toda la intención", tres obras en una disposición similar a la que tendría un altar en una abadía para resaltar su afán espiritual.

El abad, Dom Clemente Serna, recién llegado de Roma para asistir a la inauguración, ha reconocido durante la inauguración que es una exposición "que realmente impresiona" y ha expresado su deseo de que, tras contemplarla, el público "quede más enriquecido" de como llegó.

El director del Museo Reina Sofía, Manuel Borja-Villel, ha apuntado sobre la Abadía que en ella se juntan "dos cosas muy interesantes" para un museo de arte moderno: "un tiempo y un espacio específicos".

"En los museos estamos acostumbrados al aislamiento de la obra de arte apartada del mundo. El Reina Sofía es un museo nacional que tienen que ir más allá de lo que son sus propios edificios y este es un lugar tan bello y cargado de historia que no solo se puede perder la oportunidad de hacer estas exposiciones sino que hay que alentarla", subrayó.

A Borja-Villel le gustaría que a partir de ahora los artistas que expongan aquí tengan en cuenta "el tiempo específico", la diversidad temporal de lo moderno y un lugar que simboliza "así" el pasado.

"Es mi primer Silos -es el tercer director desde que comenzara esta iniciativa- y espero que no sea el último", deseó Borja-Villel, que recogió el testigo que le ofreció el presidente de la Cámara de Comercio e Industria de Burgos, Antonio Méndez Pozo, de hacer "algo especial" para conmemorar que "dentro de poco" se llegará a la exposición número 25, lo que denominó "bodas de plata".

Méndez Pozo ha apostado porque con esa conmemoración se abra también "una segunda etapa" en esta iniciativa y animó a Borja-Villel, al abad y a la consejera de Cultura de Castilla y León, María José Salgueiro, a "trabajar para conseguirlo con tiempo y con calma", y promover la consecución de la Medalla de Oro de las Bellas Artes para el proyecto.

El comisario de la muestra, Francisco Carpio, consideró que la Abadía es "el espacio perfecto" para la obra de Mascaró, "tanto estilísticamente como conceptualmente".

"Los materiales que utiliza, en los que el hierro, con su magia, es el hilo conductor, su iconografía y espiritualidad son idóneos para un espacio tan sacralizado, el cofre perfecto", ha añadido.

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