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Estados Unidos se prepara para una inaudita suspensión de pagos

Obama ya ha avisado que los jubilados, pensionistas y veteranos de guerra se quedarán sin cobrar de no haber acuerdo

 

ISABEL PIQUER

'Las consecuencias de una suspensión de pagos, o tan sólo de la posibilidad de una suspensión, son imposibles de predecir, y tremendas de contemplar. Poner en duda la confianza en el crédito de Estados Unidos tendría graves repercusiones en los mercados financieros y en el valor del dólar. El país no puede permitirse semejante resultado'. Eran palabras de Ronald Reagan, un presidente que elevó el tope de la deuda 17 veces, palabras que Barack Obama ha citado en varias ocasiones a lo largo de esta semanas.

A medida que se acerca la fecha fatídica, Washington se prepara para lo que podría ser la primera suspensión de pagos de su historia. Según los cálculos del Bipartisan Policy Center, un thinktank de Washington, pasado mañana el gobierno estadounidense deberá hacer frente a unos 307.000 millones de dólares en gastos para agosto, frente a unas expectativas de ingresos de 172.000 millones.

La disyuntiva es priorizar ciertos gastos y dejar de pagar otros

Las opciones van desde priorizar y abonar lo que considera más importante a dejar de pagar ciertos gastos. Las informaciones de estas semanas no dan una idea muy clara de cuales serán los primeras metas del Gobierno. El presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, aseguró recientemente, anticipando la estrategia de la Casa Blanca en caso de crisis, que Washington seguiría pagando los intereses de los bonos si no se alcanza un acuerdo a tiempo.

Hace unos días, Bernanke se reunió con el secretario del Tesoro, Tim Geithner y el de la Reserva de Nueva York, William Dudley, para elaborar una estrategia en caso de emergencia de la que no han dado detalles porque todo el mundo espera que haya compromiso. 'El 3 de agosto, Estados Unidos ya tendrá una factura de 23.000 millones de dólares en pagos a las 54 millones de personas que dependen de la Seguridad Social', explica Sebastian Mallaby, director del Centro Greenberg de Estudios Geoeconómicos, 'así que el Gobierno se quedará sin poder mandar muchos cheques. Y si no tiene más remedio que reconocer que la abuela se quedará sin su pensión, eso podría acelerar el compromiso sensato'. De hecho Obama ya avisó que los jubilados, los pensionistas y los veteranos de guerra se quedarían sin cobrar de no alcanzarse un acuerdo.

Según el Departamento de Defensa, el Gobierno también tiene pendientes 31.000 millones de dólares en facturas a varios proveedores que sin duda tendrán que esperar un poco más. Ayer en Kandahar, el jefe del Estado Mayor Conjunto, el almirante Mike Mullen, se quedó sin respuestas ante unos soldados que se preguntaban si iban a cobrar. “Si los cheques no llegan, tendría un efecto devastador”, sentenció Mullen. Lo mismo dijo el pasado abril cuando el Gobierno, también enzarzado en otra batalla política, estuvo a punto de “cerrar” porque no conseguía aprobar su presupuesto.

A nivel de la administración local, una suspensión podría sembrar el pánico en los cincuenta estados, que dependen de la ayuda federal para financiar el 35% de sus presupuestos. “A medida que nos acercamos al 2 de agosto, todo el mundo está realmente muy muy preocupado”, decía ayer Scott Pattison, director de la Asociación de Responsables Presupuestarios Estatales. Maryland, por ejemplo, se ha visto obligado a posponer una venta de bonos prevista para el viernes pasado y es probable que la calificación de su deuda se vea afectada. California, que normalmente también emite bonos de corto plazo por estas fechas, ha optado por buscar préstamos bancarios, argumentando la inestabilidad del mercado. Las economías de estados limítrofes con Washington, donde viven muchos empleados públicos, Maryland y Virginia, podrían verse gravemente afectadas. “Hemos trabajado muy duro durante 75 años para tener la calificación más alta”, escribía esta semana a Obama el gobernador republicano de Virginia, Bob McDonnell, “como Usted no consigue hacer su trabajo, está afectando a los ciudadanosy las empresas” del estado.

Para el ciudadano medio, la suspensión se traduciría inmediatamente en la subida de los tipos de interés de todos los préstamos, lo que en el contexto económico actual sólo podría perjudicar aún más una recuperación anémica. El viernes, Washington se despertó con la noticia de que su PIB había crecido a un ritmo anual del 1,3% entre abril y junio, seis décimas menos que lo esperado por los analistas. Las consecuencias podrían ser más devastadoras a largo plazo. “EEUU podría perder el privilegio de tener una moneda de reserva, lo que afectaría a la potencia estadounidense al transformar el proceso de decisión”, añade Mallaby, “en el pasado, Washington podía desplegar sus tropas sin preocuparse del efecto sobre el dólar, de hecho, la moneda se veía reforzada porque era un momento de superioridad geopolítica y países como China o Rusia, pese a criticar a EEUU en el Consejo de Seguridad, compraban deuda estadounidense”.

El espectáculo del enfrentamiento sobre la deuda de estas últimas semanas ha mermado la credibilidad de Estados Unidos a todos los niveles. “Nuestra aura se ha visto deslucida”, asegura el máximo analista de Moody’s, Mark Zandi, “La gente siempre ha visto a Estados Unidos como la máxima referencia, el auténtico triple A, y todo esto se ha visto afectado”.“Aunque consigan poner todo en una ley, seguirá habiendo muchas preguntas sin contestar”, asegura James Lindsay, vicepresidente del Council on Foreign Relations, “porque no podrán ultimar todos los detalles de los recortes”. Eso augura mucho debate legislativo y muchas presiones de los lobbies en los próximos meses.

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