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Una expedición parte al Ártico para encontrar los restos del avión de Amundsen

EFE

Una expedición formada por diez hombres y dos barcos equipados con última tecnología e impulsada por la Marina noruega partió hoy de Tromsø, en el norte del país, rumbo al Ártico con el propósito de encontrar los restos del avión en el que desapareció hace 81 años el explorador noruego Roald Amundsen.

El hidroavión francés Latham 47 en el que viajaban Amundsen, el primer hombre en llegar al Polo Sur, y otras cinco personas se perdió en algún lugar próximo al archipiélago de Svalbard cuando acudía al rescate de otro explorador, el italiano Umberto Nobile.

"Si los restos del avión están ahí, los encontraremos", dijo antes de zarpar el capitán de corbeta noruego Helge Stian Telle, que calcula en un 80 por ciento el porcentaje de probabilidades de encontrar algún elemento del avión y ayudar a resolver uno de los últimos misterios de la historia polar.

La búsqueda se centrará en un área de unas 45 millas cuadradas en el mar de Barents al noroeste de la Isla del Oso, que forma parte del archipiélago de Svalbard, donde se cree que está hundido.

Esa fue el área donde el arrastrero "Kvitholmen" avistó en 1933 los restos de un avión que se atribuyen al Latham 47 y que no pudo recuperar, aunque la posición quedó marcada en los mapas.

"Se trata de una búsqueda poco usual. Normalmente se tienen muchas huellas tras las que ir, aquí sólo tenemos una", ha reconocido el líder de la expedición, el neozelandés Rob McCullum.

La pista del "Kvitholmen" se completa con avanzados modelos de corrientes marinas realizados por el Instituto de Investigaciones Marinas noruego, que han ayudado a delimitar la zona de búsqueda.

Lo único que se ha recuperado en 81 años del hidroavión es un flotador y un tanque de combustible, que llegaron a las costas noruegas pocas días después de su desaparición.

El tanque, que se puede contemplar en el Museo Polar Noruego de Tromsø (https://www.polarmuseum.no/), muestra marcas de un cuchillo y de un martillo, lo que prueba que al menos una persona sobrevivió al siniestro inicialmente, aunque acabó sucumbiendo a las heladas aguas árticas.

Las esperanzas de la expedición se centran en poder encontrar el motor del avión, mientras que la estructura de madera y la lona que lo recubrían se dan por perdidas.

La confianza de la expedición -bautizada "La búsqueda de Amundsen"- se centra en la fiabilidad del instrumental incluido en el viaje, de diez días y en el que participan también el Museo de Aviación noruego, una empresa de tecnología marítima y un equipo de televisión alemán que rodará un documental sobre el proyecto.

Desde el Tyr, uno de los dos barcos cedidos por la Marina noruega, se controlará la principal arma en la búsqueda, el Hugin 1000, un robot submarino capaz de cartografiar con detalle el fondo del mar -proporciona imágenes con una resolución de 2x2 centímetros- y que goza de una autonomía de 18 horas diarias.

En el caso de que el Hugin, dotado con un sonar, encuentre algo, se recurrirá al Scorpion 21, robot sumergible con cuatro cámaras de alta definición para registrar cualquier tipo de objeto y averiguar si está relacionado con el avión siniestrado.

El rescate de Nobile fue el último capítulo en cuatro décadas de aventura polar de Amundsen (Borge, 1872), quien derrotó al británico Robert Scott en la carrera por llegar al Polo Sur y fue el primero en cruzar el Pasaje del Noroeste y alcanzar ambos polos, honor compartido con su compatriota Oscar Wisting en 1926.

En la expedición a bordo del dirigible "Norge" que llegó al Polo Norte viajaba también el ingeniero italiano Umberto Nobile, quien tras una disputa personal con Amundsen por la gloria de la hazaña decidió poner en marcha al año siguiente la suya propia.

Pero la expedición de Nobile se perdió en el regreso y se puso en marcha su rescate, comandado por Amundsen, que nunca llegó a destino, mientras el italiano fue salvado por un aeroplano sueco.

Ocho décadas después la expedición que dirige McCullum quiere arrojar nueva luz sobre el misterio de Amundsen y cerrar "un capítulo en los libros de historia".

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