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Expulsado un profesor en Sevilla por vejar a sus alumnos

ÁNGEL MUNÁRRIZ

Varias mujeres, en corro a las puertas de un instituto, esperan la salida de sus hijos improvisando un animado debate. ¿Es justificable un bofetón de un profesor a un alumno?, ¿es tolerable el insulto? Las opiniones están plagadas de matices y las madres huyen de la rotundidad, salvo llegado un supuesto en el que todas coinciden: “Si le llega a pegar a mi niño, es que lo cojo y...”.

La charla, que es real y se producía ayer a las puertas del instituto sevillano Diamantino García, no se daba en el vacío. Se refería a hechos muy concretos ocurridos en el centro que se han saldado con la suspensión preventiva de un profesor. La Delegación de Educación de la Junta de Andalucía anunció ayer que “ha abierto expediente disciplinario” a un docente “por la presunta comisión de falta grave, a la vez que ha decidido su suspensión provisional de funciones durante la tramitación”. El profesor, E.T.C., de 57 años, que imparte Física y Química en el instituto como interino  por segundo año, ha sido expulsado.  

El castigo constituye la consecuencia última de la polémica trayectoria del docente. El curso pasado varios alumnos ya entregaron una queja contra él al director, Manuel Gotor, denunciando que se refería a un alumno como “negrito”, por ser negro; que a otro, marroquí, lo vejaba con los apodos de “hachís” o “ketama”, y que a un tercero lo llamaba “maripili”, por parecerle homosexual. Según las mismas quejas, el profesor le cantaba “chinita tú, chinito yo” a una alumna oriental y llamaba “gordo” a un chaval obeso.

A raíz de la denuncia, el centro entregó un informe sobre el profesor, cuyo estilo se aleja de las pautas del instituto, que basa su modelo en el diálogo constructivo. Es la fórmula escogida para dirigir un instituto enclavado entre dos de los barrios más complicados de Sevilla, La Plata y Rochelambert.

Lo cierto es que la situación con el profesor era incómoda, pero sostenible. Hasta hace dos semanas, cuando todo se desbordó. Durante un recreo, varios alumnos se burlaban del profesor tocándole la espalda y escondiéndose. ¿Era de esos profesores que no se saben ganar el respeto de los chicos? “Sí”, contestan dos ex alumnos. Tres madres, con la información que les dan sus hijos, coinciden en ello. “El error es que respondía como un niño más”, explica una mujer que prefiere no identificarse.

El caso es que ese día, en el recreo, el profesor perdió la paciencia, porque se giró y le arreó un bofetón a un chaval de 15 años. Y con testigos. La madre denunció. En la Delegación se habían juntado ya demasiadas referencias negativas del profesor.

“No soy racista”

El docente, a la vista de las dimensiones del caso, envió ayer un comunicado a la agencia Efe para defenderse. “No soy, ni lo he sido nunca ni lo seré jamás, racista, maltratador ni machista. Soy un profesor que desempeña desde hace cerca de veinte años su profesión, sin ningún expediente ni sanción, y que siempre ha gozado del aprecio de sus compañeros y alumnos”, afirmaba E.T.C.

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