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Federico Luppi vuelve al teatro diez años después con "El guía del Hermitage"

EFE

Diez años después, Federico Luppi vuelve a los escenarios con "El guía del Hermitage", una historia que, según el actor argentino, invita a "la terca ingenuidad de hablar de sueños e ilusiones frente al abuso de autoridad", y en la que estará acompañado por Ana Labordeta y Manuel Callau.

"La obra también trata de la fe, de ese ímpetu de los personajes de crear un futuro", ha explicado hoy Luppi, quien encarna a Pavel Filipovich, un guía apasionado, enfermo e idealista que se empeña, a pesar del asedio de los nazis sobre Leningrado, en pasar sus últimos días guiando visitas clandestinas por el museo donde ha trabajado toda su vida.

Todo ello, aunque las paredes estén desnudas y los cuadros hayan sido puestos a salvo en los Urales, y mientras se ve acompañado de Igor (Manu Callau), su mejor amigo, y Sonia (Ana Labordeta), su mujer, que tras el sitio de la ciudad se une a la resistencia y mantiene a ambos seguros en el viejo edificio.

"Estos tres personajes, con sus controversias ellos y con el papel equilibrante de ella, dicen todo el tiempo que, a veces, con poco se puede hacer mucho", ha añadido Luppi sobre la pieza, basada en hechos reales y dirigida por Jorge Eines.

"El arte también sirve para defenderse", ha afirmado el director argentino, quien encuadró la obra, que se interpretará en Madrid del 23 de enero al 24 de marzo y que ya fue estrenado el pasado octubre en Santander, dentro del "realismo psicológico".

La actriz Ana Labordeta, premio Miguel Miura a la Mejor actriz Protagonista (2004), ha calificado su personaje como una mujer "muy actual", ya que, al mismo tiempo que lucha fuera, consigue mantener a salvo a los suyos.

"Sonia es un personaje complejo. Era restauradora de arte antes de la guerra, es decir, estaba rodeada de sensibilidad, y una vez las cosas se tuercen no le importa pasar a la actividad como miembro activo del comité de defensa", ha explicado la actriz, que trabajó en "Soldados de Salamina" (2003).

Por su parte, Callau da vida a Igor, con quien Pavel mantiene toda una serie de diálogos cargados de filosofía vital y humor, un personaje que ha perdido a su hijo en las trincheras, aunque él no lo acepte.

El argentino, subrayó a su vez la importancia, en la vida y el escenario, "de construir la realidad desde la capacidad de imaginar y jugar".

El texto, inspirado en la novela "La aguja dorada" de Monserrat Roig (Premio Nacional de Literatura Catalana, 1986), ha sido escrito por el peruano Herbet Morote, quien visitó el museo ruso para documentarse antes de ponerse manos a la obra y concibió la versión definitiva en tres semanas.

"Cuando vi la foto de Pavel enseguida pensé en Federico Luppi para ese papel", ha explicado el autor. "Ambos se parecen físicamente y tenían una presencia impactante", ha añadido.

Morote ha resaltado además la determinación del guía ruso, que hacía ver a los visitantes los cuadros aunque no estuviesen allí colgados: "Hubo un periodista francés que volvió años después y dijo que los había disfrutado mucho más antes".

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