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Fernando Colomo desvela su pasión secreta por la pintura y expone su obra en Madrid

EFE

"La pintura es mi primer amor, la arquitectura mi esposa oficial y el cine mi amante, mi eterno compañero de viaje", así descubre a EFE el cineasta Fernando Colomo su pasión secreta por este arte plástico, cuyos frutos muestra desde hoy en la galería Kreisler, de Madrid.

La exposición, que estará abierta hasta el 9 de enero de 2010, acoge veintiún lienzos en los que el cineasta muestra estampas cotidianas muy personales, bañadas en una gran luminosidad y acompañadas de sombras intensas, y entre los que aparece un autorretrato.

"Con catorce años soñaba con ser pintor cubista. En el colegio de curas al que iba, con motivo de la fiesta de la Inmaculada, me presenté a un concurso con una virgen cubista que debió de sorprender bastante. No lo gané, pero me sirvió para reivindicar mi gusto y mi amor por la pintura", explica el director de la película "Alegre ma non troppo".

Ese primer amor, que hasta ahora era tan sólo conocido por su familia y sus amigos, Fernando Colomo lo retomó hace veinte años, cuando decidió estudiar pintura con Carmela Santamaría. "Ella me enseñó la técnica del óleo, el trazo grueso y la mancha de color porque tendía a dibujar con minuciosidad, al detalle", ha confesado el autor de "Al sur de Granada".

"Ayudado de una Polaroid, procuro buscar momentos especiales, instantes en los que la luz juegue con las sombras y realce alegremente los volúmenes. Hago lo que está prohibido en el cine, es decir, mezclar luces y sobras a lo grande. En estos lienzos me he permitido mostrar rostros oscuros y sacarles matices", ha afirmado el director de "Bajarse al moro".

Reservada para sus momentos de vacaciones y de ocio, para Colomo la pintura es "una escapada al relax" y está íntimamente ligada a "los momentos felices de su vida, al asueto, a la despreocupación. De hecho, los modelos de los cuadros -declara- son mi familia, mi mujer, mis hijos, mi rutina, mi hogar, mi entorno más íntimo, el Mediterráneo, la luz del Cabo de Gata".

Cuando se le pregunta qué tienen en común el cine y la pintura, el director explica que "ambas artes requieren un guión previo y una realización. Las dos me dan la oportunidad de hacer lo que más me estimula: improvisar y arriesgar, la sal de la vida", explica el cineasta, que ya mostró hace cuarenta años su obra en la Caja de Ahorros de Ronda (Málaga).

"En la pintura encuentro el placer de la inmediatez, pero no me va a retirar del cine, no es mi profesión, es mi gran afición. He pintado con total desinhibición, bajo la referencia y la influencia de algunos de mis pintores favoritos, Sorolla, Picasso y Edward Hopper. Muestro mi obra sin tener en cuenta qué pensarán los demás", afirma.

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