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El filme que salió de una mancha negra en la pared

Se publica el texto de Bergman que sirvió de base a Persona, su obra más enigmática

CARLOS PRIETO

'Lo siento Bart dice Homer terriblemente abatido. Mamá ha comprado entradas para una película del sueco ese de los siete sellos'. No sabemos qué filme de Ingmar Bergman fue a ver finalmente la familia Simpson, pero sí podemos intuir cual hubiera sacado más de sus casillas a Homer: Persona (1966). Y no es al único...

Parecen existir dos únicas opiniones sobre esta película vanguardista: bodrio incomprensible o pieza cumbre del mejor cineasta europeo. Para salir de dudas se publica ahora el libro Persona (Nórdica 2010), algo más que el guión de un filme legendario. 'No es esta creación mía un guión cinematográfico en su acepción habitual. Lo que he escrito se asemeja más, en mi opinión, al tema de una melodía que, según creo, podré ir instrumentando a lo largo de la grabación', contó Bergman en la introducción de un texto publicado en Suecia en 1966.

La melodía le salió un tanto extraña, quizás debido a las circunstancias en las que parió el texto. Bergman estaba internado en un hospital por causas no aclaradas del todo. Se dice que padecía una enfermedad pulmonar. También que tenía una depresión de caballo. El caso es que había renunciado a rodar una gran producción y dirigía el Teatro Nacional de Suecia desde su lecho.

'En aquella época vivía muy cerca de los muertos, entre cuatro paredes de ladrillo y unos cuantos árboles tristes fuera', explicó el autor de El séptimo sello (1957). 'Se pasaba horas y horas tumbado, sin poder leer ni mirar la televisión, contemplando una mancha negra en el techo de su habitación', escribe el cineasta Jonás Trueba en el prólogo del libro.

La mancha negra dio mucho de sí. Bergman vio allí la imagen de dos mujeres de un parecido asombroso apoyadas en una pared. Y partiendo de ahí desarrolló una historia sobre la tortuosa relación entre una actriz que se ha quedado muda en mitad de una representación teatral de Electra (Liv Ullmann) y la enfermera encargada de cuidarla (Bibi Andersson). Lo que ya no está tan claro es qué quería contar. La pérdida de la identidad, la incomunicación y el vampirismo del cine son sólo tres de los temas más citados por la crítica.

'Es una de las mejores películas jamás filmadas', escribe Trueba. Encierra algo que conecta con lo más profundo de uno mismo, aunque no se sepa exactamente qué es, y es por eso que siempre resulta tan reconfortante'.

No sabemos si reconfortaría incluso a Homer Simpson, pero sí que con Persona no valen los atajos. La solución a su enigma se encuentra en el interior de sus imágenes y no entre las palabras de su guión, por mucho que se llame melodía o novela experimental.

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