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A Francesc Miralles le gustan "las novelas que hacen aprender sin darse cuenta"

EFE

"No me atrevería a situar una novela en un país en el que no hubiera estado", dice el catalán Francesc Miralles, que ha situado "La Profecía 2013" en la histórica Gerona, la desconocida Albania, la mítica isla de Patmos, el ocultismo y el mundo intangible de Carl Gustav Jung.

El autor de "El cuarto reino" que se sacó "de la parte más torpe de mi persona", un enamoradizo periodista "algo desastre", llamado Leo Vidal, asegura que le gustan las novelas "que hacen aprender sin que nos demos cuenta", y el tono guasón de James Bond sin tomarse "nada en serio al cien por cien".

Y Leo Vidal, que tiene ya hasta pagina web, vuelve a meterse en empresas por encima de sus posibilidades en este segundo thriller del que sus editores (Mr) lanzan ahora 60.000 ejemplares en castellano y catalán.

"La Profecía 2013" se presenta hoy en el madrileño café de La Palma, donde Miralles y su grupo de música amenizarán a la audiencia con algunos de los hitos musicales que suenan en los momentos clave de la novela. El laudista inglés John Dowland, "maestro de la música triste", es uno de ellos.

Defensor de la literatura de entretenimiento, este catalán que fue editor de libros de autoayuda, prefiere las novelas que "dan pistas para seguir investigando", como cuando Milan Kundera mencionaba una ópera o un cuadro llevando al lector a buscar más información.

En "La Profecía 2013", Vidal recibe de un anticuario el encargo de buscar una correspondencia entre Jung y un estudioso de la Cábala sobre la fecha del fin del mundo: 2013, extraída de un cálculo numérico de la Biblia que coincide con la predicción del calendario Maya para el Apocalipsis.

Las cartas están en poder de un grupo ecologista radical "Renacimiento" cuyo líder es un millonario del norte de Europa que sueña con provocar la extinción de la especie humana el año 2013, "única manera para él de salvar el ecosistema".

Pero se reserva unos 500 especímenes -con ellos entre los elegidos-, para repoblar el planeta empezando de cero en Africa "con la única religión del respeto absoluto al planeta tierra".

Leo Vidal sigue la pista de esa secta por varios países, donde se asesinan personas que encarnan los arquetipos junguianos: la bruja, el ermitaño, el animal sabio,... hasta que descubre que sólo impedirá esa catástrofe si resuelve el enigma planteado hace medio siglo por Carl G. Jung.

"Si la relación entre Jung y el cabalista es ficción, no lo son los estudios del discípulo de Freud", precisó Miralles que incluye en la trama las ideas más atractivas del esotérico científico: la sincronicidad y los arquetipos.

Miralles puntualizó que no intenta ser trascendente, pero defiende la literatura escapista. "Si Julio Verne y tantos otros me calmaron en su día de suspensos o problemas familiares, de adultos es un gran placer meterse cada noche en la cama a vivir una aventura".

"Pero la gente se cansa de matar papas en el Vaticano y hay que salir de caminos trillados", dijo para explicar cómo elige sus escenarios en los lugares a los que, una vez documentado, acude "para respirar su ambiente".

Así, cuando visitó el barrio judío en Gerona descubrió que la ciudad había sido "capital mundial de la Cábala" en los siglos XIII y XIV y que la misma catedral tiene cuatro templos uno dentro de otro de distintas épocas.

"En la fachada, del siglo XVIII, vemos una cara de piedra idéntica a Salvador Dalí", contó como una de las anécdotas de los secretos de una ciudad llena de curiosidades y leyendas.

Albania le pareció "el país menos peligroso del mundo, donde se cuenta el dinero en la calle" y se "conserva el espíritu de la vieja hospitalidad mediterránea".

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