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La Fura más macabra

La compañía estrena un espectacular montaje de la ópera Le Grand Macabre

DANIEL BASTEIRO

Una muñeca de 17 metros de altura por 8 de ancho invade desde hoy el escenario de La Monnaie, el teatro de la ópera de Bruselas, donde La Fura dels Baus firma el montaje de Le Grand Macabre, la única ópera del compositor rumano György Ligeti. La muñeca se llama Claudia y es en realidad una mujer de carne y hueso que la Fura introduce en un vídeo al principio de la representación, rodeada de colillas y comida basura, retorciéndose de dolor frente a una televisión encendida.

Tras el vídeo inicial, la ópera se representa alrededor de los intestinos, pezones y todas las curvas de la muñeca, y pretende ser una reflexión sobre la muerte, 'una macabrada para combatir los tiempos de crisis' cuenta Álex Ollé, encargado de la dirección escénica de la obra junto a Valentina Carrasco.

Ollé ha ideado un montaje que invita 'a tomarse con humor e ironía el miedo y la muerte, porque la muerte siempre viene, aunque no la busquemos'.

La trama presenta un universo imaginario llamado Brueghelandia, en honor al pintor flamenco, homenajeado en escenas grotescas donde los personajes emergen desde el interior de la boca o el ano de la muñeca.

György Ligeti es el autor de la adaptación operística de la obra de teatro que el dramaturgo belga Michel de Ghelderode escribió en el período de entreguerras. Ligeti, más conocido por el gran público por la utilización no autorizada de varias de sus obras en películas de Stanley Kubrick, trató de elaborar una 'anti-anti-ópera': una crítica tanto al bel canto como a las burlas sobre el propio género, muy populares en el siglo XX. Entre los personajes de su libreto, destaca Nekrotzar, el Gran Macabro, 'del que no sabemos si es la muerte encarnada o un mero charlatán', apunta Ollé.

Todo el montaje y vestuario, salvo la iluminación, es responsabilidad de la Fura del Baus, que asegura haber llevado al extremo la idea original del compositor, muy polémica desde su estreno en 1978. 'Nos hemos permitido el lujo de destrozar un clásico', cuenta a Público un nervioso Ollé en el intermedio del ensayo general.

Tras su estreno esta noche en Bruselas, la obra se paseará por varios teatros europeos hasta llegar en 2011 al Liceu de Barcelona. Los espectadores verán entonces hasta el último hueso de la muñeca, que rota varias veces sobre el escenario. En otro momento, los intestinos de la muñeca se convertirán en una improvisada discoteca de música atonal.

La 'macabrada, carnavalesca y muy grotesca', encaja en la estrategia de La Monnaie y otros teatros líricos que apuestan por modernizar el montaje para crear nuevos públicos. 'La obra pretende impactar al público más joven, pero también hacer más comestible la música contemporánea, a priori más dura, al público clásico, educado en el bel canto', asegura Ollé.

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