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Un gen humano cura el daltonismo en los monos

Los primates superan un defecto hereditario que les impedía distinguir el rojo y el verde

NUÑO DOMÍNGUEZ

Por primera vez en su vida, dos monos daltónicos han podido apreciar el colorido de un festín de uvas, judías y tomates. Lo han hecho gracias a un gen humano que ha corregido el defecto hereditario que les impedía distinguir el rojo y el verde. Los autores del estudio, que han pasado 10 años adiestrando a los dos primates antes de poder curarlos, dicen que el tratamiento podría solucionar este y otros trastornos de la visión en los humanos.

'Hemos usado ADN humano, así que no tendremos que cambiarlo cuando comencemos a hacer ensayos con personas', explica el investigador de la Universidad de Florida (EEUU) William Hauswirth, uno de los autores del estudio. El trabajo, que publica hoy Nature, supone un espaldarazo para la terapia génica, una técnica experimental que consiste en contrarrestar el efecto de un gen defectuoso con otro sano. Aunque ha demostrado resultados prometedores en los últimos 20 años, aún no se ha materializado en protocolos clínicos comunes debido a complicaciones que han llegado a relacionarse con la muerte de algunos pacientes.

En este caso, los investigagadores usaron un gen humano que permite ver el color rojo y el verde. Antes de inyectarlo a los monos, el equipo pasó 10 años adiestrando a Dalton y Sam, dos monos ardilla macho que, como el resto de sus congéneres masculinos, son incapaces de distinguir los dos colores. Algunas hembras, sin embargo, sí tienen el equipaje genético necesario para ver en color. En humanos, los problemas de ceguera a los colores también son mucho más frecuentes en hombres (7%) que en mujeres (0,4%).

Un test con premio

Los investigadores enseñaron a los primates a usar un test para diagnosticar problemas de visión en humanos. Consiste en una pantalla en la que se ven círculos de color rojo o verde rodeados por otros de un tono diferente. La versión para monos incluía también una especie de abrevadero bajo el monitor. Cuando los animales realizaban bien una tarea, recibían un premio en forma de zumo. Cuando la realizaban mal, tenían que esperar un tiempo de penalización hasta la siguiente prueba.

Una vez adiestrados los monos, Hauswirth y su equipo inyectaron en su retina el gen de la opsina, el pigmento fotosensible que permite a los conos (células especializadas del ojo) de humanos y otros primates ver el color rojo y el verde.

Tras la inyección, los monos se comportaron igual durante cinco semanas, hasta que su percepción cambió de forma brusca. 'Fue como si se despertaran y vieran todos los colores por primera vez', explica el oftalmólogo de la Universidad de Washington Jay Neizt, otro de los autores del estudio. 'Era incuestionable que veían colores para los que hasta entonces habían sido ciegos', detalla. Explica que, desde entonces, Dalton y Sam llevan ya dos años viendo en colores.

'Aún hay preguntas sin responder sobre la seguridad de esta técnica, pero en estos monos no hubo efectos negativos', comenta el psicólogo de la Universidad de California Gerald Jacobs, que no participó en el estudio.

Los autores mantienen que esta técnica podría usarse en humanos para curar la ceguera a los colores y enfermedades hereditarias más serias. Hauswirth ya está aplicando una terapia similar a la que usó con los monos en un ensayo clínico para tratar la amaurosis congénita de Leber, una rara enfermedad hereditaria de la retina que causa ceguera en niños. Sin embargo, la técnica tiene aún que superar los escollos en los que se han estrellado otros ensayos debido a que, en muchos casos, los genes introducidos causan una fuerte reacción inmune.

El científico británico John Dalton, que confundía el color rojo con el verde, fue el primero en describir la ceguera al color en 1794.diversos tipos
Hay muchas clases de daltonismo, desde la incapacidad de distinguir el rojo o el verde a percibirlos de forma diferente que el resto de las personas. La mayoría de los casos son hereditarios.

Los monos ardilla macho no distinguen el rojo y el verde, pues les falta el gen que lo permite. ‘Sam’ y ‘Dalton’, nombrado en honor del científico, vieron estos colores tras inyectarles el gen humano de la opsina.

 

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