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La generación dorada recupera el aliento

Dos oros y un bronce en la Copa del Mundo de judo

NOELIA ROMÁN

'¡Menudo follón! Teníamos que haber llegado aquí a primera hora de la tarde y, fíjese, son las ocho. Hemos perdido el tren a Alicante y ahora tendremos que hacer noche en Madrid...'. Leire Iglesias atiende su teléfono desde Barajas, mientras aguarda que su maleta aparezca en la cinta. Acaba de llegar de Praga, sede de la última prueba de la Copa del Mundo de judo, junto a Esther San Miguel, Cecilia Blanco y Yolanda Soler.

Llevan todo el día entre aeropuertos y juntas gestionan el imprevisto. Contemplan la posibilidad de tomar un vuelo tardío que las acerque a Alicante y acaban refugiándose en el hotel que les ha reservado la Federación. 'Cuando llevas un mes entero fuera de casa, estar aún una noche más...', lamenta Esther San Miguel.

Pero los inconvenientes, esta vez, son mucho más llevaderos. En Praga, San Miguel se colgó la medalla de oro en la categoría de -78 kilos y Cecilia Blanco la emuló en la de -70, peso en el que Leire Iglesias conquistó el bronce. 'Son unos resultados fantásticos', se congratula la nueva seleccionadora, Yolanda Soler. 'Esta generación, que tiene una calidad incuestionable, no deja de sorprenderme, sobre todo por su entrega después de tantos años', explica.

Vacío generacional

Laureada como pocas, protagonista de medallas en Europeos y Mundiales, la generación a la que alude Soler tendrá que hacer un último esfuerzo por el judo español. A San Miguel (33 años), Cecilia Blanco (30 años) y Leire Iglesias (30 años) les tocará gestionar aún el cambio de estructura y de sistema que la Federación ha puesto en marcha después de que el judo abandonase Pekín vacío de medallas. 'Me duele que se hable de fracaso en Pekín. Esther se quedó a 40 segundos del bronce, pero logró un diploma, como Leire. Se nos olvida lo difícil que es ganar una medalla olímpica y más con nuestros medios', precisa la seleccionadora.

'Era una decisión necesaria: por alguna razón, el sistema no funcionaba y la Federación se ha mojado', prosigue San Miguel, pese a suscribir el discurso de Soler. 'Y vendrán años malos porque empezar de cero cuando hay un vacío generacional es complicado', advierte. 'Se nos echarán encima, pero hay que dar tiempo al nuevo sistema'.

Con los Europeos de abril en el horizonte, tras un bronce mundial y cuatro medallas en el pasado, San Miguel disfruta ahora de la competición. 'Esa es mi pretensión', constata. 'Me encuentro bien física y psicológicamente, la Federación me respeta y me ayuda, y creo que me lo merezco', añade la judoka burgalesa, víctima de una trombosis en la ingle izquierda mientras se preparaba para Pekín. 'El trombo sigue ahí, pero se han creado venas como solución natural', explica. De momento, su cuerpo resiste. Sólo le exige menos cantidad y más calidad. 

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