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Getafe se lleva el segundo premio y uno de los quintos

Una administración, que repartió ayer 205 millones de euros, vendió íntegros los dos premios

DANIEL AYLLÓN

'¡Me he meado en los pantalones de la alegría!', gritaba ayer Cari, de 58 años, frente a la Administración número 10 de Getafe (Madrid), El Trébol, que repartió ayer un total de 205 millones de euros. La sede vendió durante los últimos cuatro meses, íntegros, los números 53.152 (segundo premio, con 195 millones) y 51.972 (quinto, con casi 10 millones). Después de cambiarse de ropa, Cari pasó tres horas dando botes, cantando y gritando junto al lotero de la sede, Antonio Platero, y a decenas de premiados más.

Ante las cámaras de televisión, la mujer negaba que le hubiese tocado algo: 'Sólo me alegro por los vecinos que han conseguido el premio, porque Getafe es un pueblo obrero y esto va a ayudar a muchas familias'. Minutos después, guiñaba un ojo a sus vecinas y chismorrea: 'Yo ya he metido mi décimo en el banco'.

Getafe es la ciudad del sur de Madrid donde más ha crecido el paro

El segundo epicentro de la fiesta getafense se concentró en la empresa de mensajería Tourline Express, cercana a la lotería y con una veintena de trabajadores. 'Llevamos un mínimo de un boleto cada uno, además de los que hemos repartido entre familiares y amigos. En total, más de 50: ¡5 millones de euros!', exclamaba Marisol, una de las empleadas, al tiempo que echaba cuentas de su familia: 'Mi marido, mis hijos, mi hermana... ¡Todos tienen décimos!'.

El hijo de otra de las agraciadas, Caridad, enseñaba el abanico de tarjetas de bancos que había coleccionado. Desde que Alicia Rodríguez y Yahaira Gonzaga, las mismas niñas que cantaron el Gordo a las 11:38 horas, entonaron el segundo premio tres minutos más tarde, 'los tipos de chaqueta y corbata tardaron apenas 20 minutos en llegar', explicó.

Las niñas Alicia y Yahaira cantaron el Gordo y el segundo premio

Cuando su madre, limpiadora de casas, terminó de trabajar y llegó a El Trébol, los banqueros la asaltaron con ofertas. 'Ahora disfrute, señora. Llámenos mañana y hablaremos tranquilamente. Tenemos una buena propuesta para usted', le repitieron más de diez representantes.

Dos de los tres hijos de Caridad están en el paro, como otras 13.298 personas del municipio, de 160.000 habitantes. En noviembre, Getafe fue la ciudad del sur de Madrid en el que más creció el paro: un 2,48%, frente a la media nacional del 1,59%. Además de estos miles de desempeados, en Getafe hay una gran bolsa de trabajadores que ya han agotado su prestación por desempleo o inmigrantes en situación irregular.

A 50 metros de la lotería, en la peluquería Mary, las trabajadoras interrumpían las mechas, los tintes y los secados para descorchar botellas de sidra. 'Hoy es un gran día, pero no podemos dejar de trabajar porque tenemos un compromiso con nuestras clientas. Lo peor que nos puede pasar es que se nos vaya la tijera con alguna', bromeaba la dueña, Mari Carmen. 'Eso sí, si el año que viene nos vuelve a tocar, cerramos el chiringuito', advirtió. Ella y dos de las empleadas se embolsaron ayer 300.000 euros, por tres décimos.

Los dos premios salpicaron el barrio de San Isidro, donde está ubicada la Administración. 'La mayoría son clientes abonados, que juegan siempre al mismo número', explicó el lotero, que regenta la administración desde hace 23 años. 'Les conocemos desde hace muchos años y ha sido una gran alegría'.

Los premios se repartieron también entre el personal del servicio de limpieza del Hospital de Getafe, el bar El Paseo, una tienda de retales, los trabajadores el Hiper-Getafe, el PSOE de Moraleja de Enmedio y una multitudde pequeños comercios. Sin embargo, el mayor bocado lo dio el sindicato CCOO, que repartió 110.000 millones con décimos que compró en Getafe.

Rosalía, de 30 años, fue una de las pocas que se atrevió a llevar su décimo premiado a la fiesta que se organizó en El Trébol. Al descubrirlo, las vendedoras de la calle le asaltaron a gritos: '¡Loca, guarda eso!'. Con la sonrisa agarrada continuamente a los carrillos y el puño bien cerrado, sacó el billete varias veces del bolsillo interior de su chaqueta de hebillas. Entre empujones, descorches de botellas y abrazos, lo mostró repetidamente, ante la jugosa mirada de los representantes de bancos.

'Soy madre soltera de dos niñas y mi economía es lamentable', explicó Rosalía, que trabaja a jornada partida como recepcionista en una residencia por 540 euros mensuales. A su alquiler, que paga a medias con su hermana, Rebeca, le dedican 600 euros al mes. Los 100.000 euros del premio, los invertirá en la compra de una casa: 'Se acabó el compartir piso', gritó Rebeca desde la cama al ver a las niñas de San Ildefonso con su número.

A la hora de comer, la multitud que se había concentrado frente a El Trébol quedó reducida a unas 50 personas, que seguían entonando cánticos y abriendo espumosos.

Tres chicos marroquíes de Tetuán se acercaron entonces eufóricos con la fotocopia de un décimo premiado: '¡Tenemos dos papeletas!', aireaba Zacarías, camarero de 33 años y el único de los tres con trabajo. Chakir y Adnan llevan 'muchos meses sin trabajar', explicó.

La prestación por desempleo se les acabó hace seis meses y su situación económica era 'límite'. 'La Lotería ha sido un balón de oxígeno. 200.000 euros serán suficientes para comprarnos algún capricho, ¿no?', bromeaba Zacarías.

En Alovera (Guadalajara), unos 400 trabajadores de la cervecera Mahou compraron décimos del segundo premio de la Administración de Getafe. Francisco Lureña, que trabajó en la planta 30 años hasta que sufrió un infarto cerebral que lo mantiene imposibilitado en una cama, pellizcó ayer 27.000 euros, con los que comprará una máquina-grúa elevadora para mejorar su calidad de vida.

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