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Un gradualista en el aviario de Fráncfort

M. Á. Fernández Ordóñez. Gobernador del Banco de España

Miguel Ángel Fernández Ordóñez no se hace notar en los círculos europeos. Al contrario que en España, donde destaca por sus reiterados llamamientos para que se adopten reformas de corte liberal, en el BCE, donde se sienta en el Consejo de Gobierno, Fernández Ordóñez ha optado por una posición de perfil bajo, y es rarísimo que conceda entrevistas a la prensa internacional.

En la habitual división de la política monetaria entre halcones y palomas (más o menos partidarios de subir los tipos), al gobernador se le suele alinear con los segundos, aunque sólo sea porque es lo que ahora le conviene a la frágil economía española. Sin embargo, los medios internacionales han empezado a colocarle una etiqueta intermedia: gradualista. Según Ralph Atkins, columnista de Financial Times, los gradualistas del BCE son aquellos que defienden que la entidad debe marcarse un objetivo claro en un plazo de seis meses o un año y tomar decisiones para progresar lentamente en esa dirección, lo cual exige una gran visión para anticiparse a los acontecimientos y no actuar en función de ellos.

Junto a Fernández Ordóñez, estarían también en esa línea el alemán Jürgen Stark y el propio presidente Trichet. En cambio, José Manuel González Páramo, el otro español del Consejo de Gobierno, asume posiciones de política monetaria más cercanas a los halcones, dada su inclinación por la política presupuestaria rigurosa y su defensa a ultranza de los objetivos de inflación.

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