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Grazalema, el norte del sur

Lejos del turismo de sol y playa que se suele asociar con Cádiz y Málaga, esta sierra ofrece una frondosa naturaleza con especies animales y vegetales únicas.

CARMEN V. VALIÑA

Pensemos en el lugar de España donde más llueve. Seguramente no vendrá a nuestra mente ninguno de Cádiz o Málaga. Sin embargo, el territorio que encabeza la lista se encuentra, precisamente, entre ambas provincias andaluzas. Conocidas sobre todo por el turismo de sol y playa, guardan en su parte norte una verde sorpresa: la Sierra de Grazalema.

Precisamente la abundancia de precipitaciones ha hecho de este parque, declarado Reserva de la Biosfera por la UNESCO, un entorno vegetal de gran riqueza faunística y biológica. Un verdadero oasis en medio de las Cordilleras Béticas, entre encinares, arcornocales y pinsapos, delicados abetos que constituyen una de sus señas de identidad. El ser humano también ha dejado su huella en esta zona en coquetos pueblos blancos en medio de las montañas, como Grazalema, Zahara de la Sierra, Ubrique, Villaluenga y Benaocaz. Pero la gran protagonista aquí es sin duda la naturaleza.

La sierra de Grazalema es una de las áreas más valiosas a nivel ecológico de todo el sur peninsular. Sus pueblos aparecen rodeados de ríos y arroyos caudalosos que parecen situarnos más en los territorios del norte que en unas provincias, Málaga y Cádiz, conocidas sobre todo por sus espectaculares playas. Sin embargo, el Parque Natural Sierra de Grazalema nos ofrece nuevas perspectivas sobre la variedad del paisaje andaluz.

La Garganta Verde es uno de sus puntos más emblemáticos. Un espectacular cañón de roca que esconde estalactitas y estalagmitas en sus paredes calizas, además de cascadas de gran belleza. Un entorno privilegiado que sirve de hábitat a una importante colonia de buitres leonados. Con él compite el Salto del Cabrero, una falla de ochenta metros de caída, con paredes verticales separadas entre sí por una distancia de cincuenta metros.

El Pinsapar es otro de los espacios que no debería perderse nadie que se acerque a Grazalema. Tres mil hectáreas de esta especie específica de Grazalema que se convierten en un frondoso y mágico bosque. Para apreciar toda Grazalema, un punto privilegiado es El Torreón, techo de la provincia de Cádiz, que a cambio de la dura ascensión hasta su cima ofrece la posibilidad de disfrutar de unas vistas que permiten apreciar hasta el litoral gaditano. Y una última recomendación natural: el Puerto de Las Palomas, un mirador desde el que se divisan el Pinsapar y las profundidades de la Garganta Verde.

Reponer fuerzas, combinar naturaleza y arquitectura sin dejar de lado la frondosa vegetación de Grazalema o, simplemente, admirar los blancos caseríos que los componen: todo eso ofrecen los pueblos blancos de la sierra. Ubrique, con edificios de corte barroco; la misma Grazalema, arracimada a los pies de peñas y montañas moteadas de pinsapos; Villaluenga del Rosario, que conserva alguna de la más pura arquitectónica tradicional de la comarca, o Zahara de la Sierra, coronada por un castillo de época nazarí y que se constituye como una maraña de calles y estrechas con casas de estilo colonial.



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